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[i]Las cronicas de Aden[/i]
HijosDeLaLuna :: FORO :: ROL
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[i]Las cronicas de Aden[/i]
En esta sección contaremos las historias de vuestros heroes o villanos, en definitiva la vida rolera de los pj del l2. Para ello mandadme vuestro roll a jiretblood@hotmail.com. recordad apegaros a la historia que despues desarrllareis en el juego.
Un saludo.
Un saludo.
Shillien- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/06/2009
Cronica de la creacion
Soltó un fuerte suspiro, inhalo el humo y lo dejó salir lentamente. La mayor parte de su cara estaba escondida bajo una gruesa y vieja capucha, detras de él solo había una profunda oscuridad. Con el débil resplandor de su pipa era imposible ver su silueta.
Se presentó como un bardo (Todavía nadie le creía, ya que su profunda voz era bromista) y sospechábamos que viajaba a través del peligroso bosque solo. Sin embargo, se ofreció a contarnos una historia si compartíamos nuestra comida y el calor del fuego. Accedimos, solo porque no podíamos dejar al viajero en el frío bosque. Nos pusimos cómodos alrededor del fuego, manteniendo nuestras armas preparadas en caso de peligro y esperamos a ke empezara su historia. La noche era muy fría y su baja y profunda voz se oía trankila en las montañas, manteniendo su pipa cerca comenzó con la historia.
Capitulo 1.Genesis.
La historia que voy a contar trata sobre aquellos que llamamos dioses. Escuchad atentamente porque esta es la verdadera historia...
Hace mucho, un tiempo atrás que no imaginais, solo había un globo en el que toda la creación estaba mezclada. No había nadie con quien compartirlo, el globo era grande y pequeño, oscuro y luminoso, todo y nada.
Durante cientos de años el globo empezó a crecer y finalmente dos poderes empezaron a formarlo. Tal como crecían, los poderes desarrollaron conocimiento y ego y los separaron en Blanca Luz y Oscuridad. La Blanca Luz estaba formada por lo femenino y se llamó así misma Einhasad. La Oscuridad estaba formada por lo masculino y se nombró Gran Kain. Estos dos entes marcaron el principio del universo y todo lo que conocemos hoy.
Einhasad y Gran Kain unieron sus fuerzas para salir del globo. En este punto el globo se hizo añicos. Algunos trozos crecieron para llegar a ser Cielo, algunos disminuyeron para ser Tierra. Entre el Cielo y la Tierra hab&ia??cute;a Agua y algunas partes de Tierra formaron Islas.
El espíritu del globo se llamó Ether, por supuesto también hecho añicos con la rotura del globo. Esto trajo la variedad de animales y plantas entre los seres. Las "Criaturas del Génesis" fueron formadas a partir de este espíritu, los gigantes eran la mejor raza. Eran conocidos como los sabios, ya que su inteligencia era tan espectacular como sus fuertes cuerpos. Los gigantes prometieron mantener la confianza en Einhasad y Gran Kain ya que fueron las acciones de los dos dioses las que crearon su vida y su mundo. Einhasad y Gran Kain estaban satisfechos con los gigantes y los nombraron ser los amos de todas las criaturas. Esto fue antes de la muerte y de que el verdadero paraíso existiera.
Einhasad y Gran Kain dieron vida a muchos ahijados entre ellos. Los primeros cinco gozaron de la autoridad de la tierra. A la ahijada mayor, Shilen, se le encargó el Agua. Al ahijado mayor, Paagrio, el control del fuego y a la segunda ahijada, Maphr, el control de las Islas. El segundo ahijado, Sayha, se convirtió en sabio del Viento. Para la más joven, Eva, no quedaban elementos, por eso ella creó los Poemas y la Música. Mientras los otros dioses estaban ocupados con sus responsabilidades, Eva, escribía Poemas y serenaba a sus hermanos con la Música. Y así empezó la Era de los Dioses no existiendo ningún lugar en la tierra desconocido para ellos.
- CREACION DE RAZAS -
Einhasad era la Diosa de la Creación y creó formas usando su propio espíritu. Sus hijos usaron su propia energía para crear vida a partir de estas formas.
Shilen infundió el espíritu del Agua en la primera forma. Así fue como se creó la raza de los Elfos.
Paagrio infundió el espíritu del Fuego en la segunda forma. Así fue como se creó la raza de los Orcos.
Maphr infundió el espíritu de la Tierra en la tercera forma. Así fue como se creó la raza de los Enanos.
Sayha infundió el espíritu del viento dentro de la cuarta forma. Así fue como la raza de las Arteia fue creada.
Gran Kain era el Dios de la Destrucción. Cuando vio el trabajo de Einhasad, se puso curiosamente celoso. Imitó a Einhasad y creó una forma de su propia imagen. Entonces fue a ver a Shilen, la mayor de sus hijas y le pidió infundir su espíritu en la forma. Shilen se sorprendió mucho y le contestó, “Padre, ¿por qué quieres hacer semejante cosa?, Einhasad, mi madre, es responsable de la creación, por favor no codicies aquel trabajo que no es tuyo, una criatura que recibe la vida del Dios de la Destrucción solo ocasionará desastre”
Pero Gran Kain no se dio por vencido, tras mucho engatusar y persuadir, pudo conseguir finalmente el consentimiento de Shilen.
“Lo haré pues, pero ya he entregado el espíritu del Agua a madre. Por lo tanto lo único que puedo darte son las sobras”
Shilen entregó el estancado y corrupto espíritu del Agua a Gran Kain. Gran Kain lo aceptó gustosamente.
A pesar de todo, Gran Kain sentía que no era suficiente el darle solo un espíritu a su criatura. Por lo que fue a ver a Paagrio, su hijo mayor, como Shilen, Paagrio también advirtió a Gran Kain. Pero no pudo negarse a su padre. Por lo tanto entregó el moribundo espíritu del Fuego a Gran Kain. Este lo aceptó con mucho gusto.
Maphr también advirtió y suplicó a su padre con lágrimas en sus ojos pero terminó entregando el árido y contaminado espíritu de la Tierra a su padre.
Sayha, en su turno, dio a su padre el salvaje y violento espíritu del Viento.
Satisfecho, Gran Kain tomó todo aquello que consiguió y gritó “¡Mirad la vida de las criaturas que estoy haciendo! Mirad lo que ha nacido con el espíritu del Agua, el espíritu del Fuego, el espíritu de la Tierra y el espíritu del Viento. ¡Serán más fuertes y sabios que los Gigantes! ¡Dominarán el mundo! ”
Gran Kain gritó con gran orgullo a todo el mundo e infundió el espíritu dentro de la criatura de su propia imagen. A pesar de todo, el resultado fue terrible. Sus criaturas eran débiles, estúpidas, maliciosas y cobardes. Los otros dioses despreciaron las criaturas de Gran Kain. Para superar la vergüenza de su fallo, Gran Kain abandonó a sus criaturas y se escondió por un tiempo. Estas criaturas se llamaron Humanos.
La raza de los Elfos era sabia y hábil para realizar la magia. Pero eran menos sabios que los Gigantes. Por lo tanto, los Gigantes permitieron que los Elfos les sirvieran en actividades políticas y en temas mágicos.
La raza de los Orcos era fuerte. Poseían una resistencia inagotable y una gran fuerza de voluntad. A pesar de todo, eran menos fuertes que los Gigantes. Por lo tanto, los Gigantes permitieron que los Orcos les sirvieran en la Guerra.
La raza de los Enanos era diestra. Eran buenos ingenieros, hábiles matemáticos y sobresalientes artesanos. Los Gigantes permitieron que les sirvieran en trabajos de banca y de fabricación.
La alada raza de las Arteias era amante de la libertad y poseían una eterna curiosidad. Los Gigantes querían capturar y subyugar a las criaturas de vuelo libre, pero en cuanto una Arteia fue encerrada en una jaula, ésta perdió rápidamente su fuerza y murió. Los Gigantes fueron abandonados, pero permitieron a las Arteias volar libres. Así que las Arteias visitaban la ciudad de los Gigantes para traerles noticias de otras partes del mundo.
Los Humanos no podían hacer nada bien y así se hicieron esclavos de los Gigantes, haciendo todo tipo de trabajos. La Vida de los Humanos no era mucho mejor que la de los animales.
CAPITULO III – LA GUERRA DE LOS DIOSES –
El gran Kain era un dios libre y desinhibido, pero cometió un gran error seduciendo a Shilen, su hija mayor. Llevaron su affaire, evitando las miradas de Einhasad, hasta que Shilen quedó embarazada. Cuando Einhasad lo descubrió, se enfureció. Despojando a su hija de su condición de diosa del agua, Einhasad ordenó a Shilen que abandonara el continente. El Gran Kain le dio la espalda y Shilen fue abandonada a su suerte.
Estando embarazada, Shilen huyó al este. Y en medio de un profundo y oscuro bosque ella dio a luz, maldiciendo a Einhasad y al Gran Kain con cada dolor del parto.
Los bebés nacidos de los horribles dolores de Shilen y debido a la desesperación y la cólera de sus maldiciones se convirtieron en demonios. Entre ellos, los más fuertes fueron los llamados “dragones”.
Había un total de seis dragones, creados con maldiciones contra los seis dioses. Shilen se lleno de cólera hacia Einhasad que la expulsó, y hacia el Gran Kain que la sedujo y después abandonó. Apoyándose en la fuerza de sus niños, ella creó un ejército para castigar a los dioses.
A los dragones más fuertes se les ordenó estar al frente del ejército de demonios para luchar contra los dioses. Al oír esto, Aulakiria, el dragón de la luz, mirando con ojos tristes a Shilen dijo:
“Madre, no sabe lo que está haciendo. ¿Usted realmente desea la destrucción eterna de los dioses? ¿Realmente quiere que su padre, su madre y sus hermanos caigan a tierra en charcos de su propia sangre?”.Sus súplicas no cambiaron los pensamientos de Shilen.
Al final los demonios invadieron el palacio donde vivían los dioses y comenzó una feroz batalla. Los seis dragones destruyeron por completo el palacio de los dioses. Incluso los dioses se sintieron intimidados por la increíble energía de los dragones. La batalla parecía destinada a durar para siempre. Y si la guerra no paraba, el mundo dejaría de existir y todas las cosas vivas serían aniquiladas.
Numerosos mensajeros de los dioses y demonios fueron destruidos o desaparecieron. Cada día había rayos y truenos pues las increíbles fuerzas chocaban violentamente en el cielo. Los gigantes y las otras criaturas vivas de la tierra temblaron mientras observaban la terrible lucha en el cielo.
La feroz batalla continuó durante varios años, y eventualmente el equilibrio se fue inclinando gradualmente hacia un lado. A pesar de sufrir muchas lesiones, Einhasad y el Gran Kain, tenían poderes más grandes y destruyeron a muchos demonios. Los dragones aguantaron la lucha, aunque tenían profundas heridas y estaban acribillados de cicatrices. Su fatiga llegó a ser más y más evidente. Después de un tiempo, pareció que la guerra acabaría con la exterminación del ejército de Shilen. Al final los dragones abrieron sus alas y volaron a la tierra para escapar. Los demonios supervivientes les siguieron. Y aunque los dioses deseaban destruir a aquel ejercito que se retiraba, debido a sus lesiones todo lo que podían hacer era mirar como dragones y demonios partían.
Shilen no podía soportar su tristeza mientras sus niños fallecían uno a uno y perdían la guerra. Por eso inventó el Inframundo y gobernó sobre él.
Se presentó como un bardo (Todavía nadie le creía, ya que su profunda voz era bromista) y sospechábamos que viajaba a través del peligroso bosque solo. Sin embargo, se ofreció a contarnos una historia si compartíamos nuestra comida y el calor del fuego. Accedimos, solo porque no podíamos dejar al viajero en el frío bosque. Nos pusimos cómodos alrededor del fuego, manteniendo nuestras armas preparadas en caso de peligro y esperamos a ke empezara su historia. La noche era muy fría y su baja y profunda voz se oía trankila en las montañas, manteniendo su pipa cerca comenzó con la historia.
Capitulo 1.Genesis.
La historia que voy a contar trata sobre aquellos que llamamos dioses. Escuchad atentamente porque esta es la verdadera historia...
Hace mucho, un tiempo atrás que no imaginais, solo había un globo en el que toda la creación estaba mezclada. No había nadie con quien compartirlo, el globo era grande y pequeño, oscuro y luminoso, todo y nada.
Durante cientos de años el globo empezó a crecer y finalmente dos poderes empezaron a formarlo. Tal como crecían, los poderes desarrollaron conocimiento y ego y los separaron en Blanca Luz y Oscuridad. La Blanca Luz estaba formada por lo femenino y se llamó así misma Einhasad. La Oscuridad estaba formada por lo masculino y se nombró Gran Kain. Estos dos entes marcaron el principio del universo y todo lo que conocemos hoy.
Einhasad y Gran Kain unieron sus fuerzas para salir del globo. En este punto el globo se hizo añicos. Algunos trozos crecieron para llegar a ser Cielo, algunos disminuyeron para ser Tierra. Entre el Cielo y la Tierra hab&ia??cute;a Agua y algunas partes de Tierra formaron Islas.
El espíritu del globo se llamó Ether, por supuesto también hecho añicos con la rotura del globo. Esto trajo la variedad de animales y plantas entre los seres. Las "Criaturas del Génesis" fueron formadas a partir de este espíritu, los gigantes eran la mejor raza. Eran conocidos como los sabios, ya que su inteligencia era tan espectacular como sus fuertes cuerpos. Los gigantes prometieron mantener la confianza en Einhasad y Gran Kain ya que fueron las acciones de los dos dioses las que crearon su vida y su mundo. Einhasad y Gran Kain estaban satisfechos con los gigantes y los nombraron ser los amos de todas las criaturas. Esto fue antes de la muerte y de que el verdadero paraíso existiera.
Einhasad y Gran Kain dieron vida a muchos ahijados entre ellos. Los primeros cinco gozaron de la autoridad de la tierra. A la ahijada mayor, Shilen, se le encargó el Agua. Al ahijado mayor, Paagrio, el control del fuego y a la segunda ahijada, Maphr, el control de las Islas. El segundo ahijado, Sayha, se convirtió en sabio del Viento. Para la más joven, Eva, no quedaban elementos, por eso ella creó los Poemas y la Música. Mientras los otros dioses estaban ocupados con sus responsabilidades, Eva, escribía Poemas y serenaba a sus hermanos con la Música. Y así empezó la Era de los Dioses no existiendo ningún lugar en la tierra desconocido para ellos.
- CREACION DE RAZAS -
Einhasad era la Diosa de la Creación y creó formas usando su propio espíritu. Sus hijos usaron su propia energía para crear vida a partir de estas formas.
Shilen infundió el espíritu del Agua en la primera forma. Así fue como se creó la raza de los Elfos.
Paagrio infundió el espíritu del Fuego en la segunda forma. Así fue como se creó la raza de los Orcos.
Maphr infundió el espíritu de la Tierra en la tercera forma. Así fue como se creó la raza de los Enanos.
Sayha infundió el espíritu del viento dentro de la cuarta forma. Así fue como la raza de las Arteia fue creada.
Gran Kain era el Dios de la Destrucción. Cuando vio el trabajo de Einhasad, se puso curiosamente celoso. Imitó a Einhasad y creó una forma de su propia imagen. Entonces fue a ver a Shilen, la mayor de sus hijas y le pidió infundir su espíritu en la forma. Shilen se sorprendió mucho y le contestó, “Padre, ¿por qué quieres hacer semejante cosa?, Einhasad, mi madre, es responsable de la creación, por favor no codicies aquel trabajo que no es tuyo, una criatura que recibe la vida del Dios de la Destrucción solo ocasionará desastre”
Pero Gran Kain no se dio por vencido, tras mucho engatusar y persuadir, pudo conseguir finalmente el consentimiento de Shilen.
“Lo haré pues, pero ya he entregado el espíritu del Agua a madre. Por lo tanto lo único que puedo darte son las sobras”
Shilen entregó el estancado y corrupto espíritu del Agua a Gran Kain. Gran Kain lo aceptó gustosamente.
A pesar de todo, Gran Kain sentía que no era suficiente el darle solo un espíritu a su criatura. Por lo que fue a ver a Paagrio, su hijo mayor, como Shilen, Paagrio también advirtió a Gran Kain. Pero no pudo negarse a su padre. Por lo tanto entregó el moribundo espíritu del Fuego a Gran Kain. Este lo aceptó con mucho gusto.
Maphr también advirtió y suplicó a su padre con lágrimas en sus ojos pero terminó entregando el árido y contaminado espíritu de la Tierra a su padre.
Sayha, en su turno, dio a su padre el salvaje y violento espíritu del Viento.
Satisfecho, Gran Kain tomó todo aquello que consiguió y gritó “¡Mirad la vida de las criaturas que estoy haciendo! Mirad lo que ha nacido con el espíritu del Agua, el espíritu del Fuego, el espíritu de la Tierra y el espíritu del Viento. ¡Serán más fuertes y sabios que los Gigantes! ¡Dominarán el mundo! ”
Gran Kain gritó con gran orgullo a todo el mundo e infundió el espíritu dentro de la criatura de su propia imagen. A pesar de todo, el resultado fue terrible. Sus criaturas eran débiles, estúpidas, maliciosas y cobardes. Los otros dioses despreciaron las criaturas de Gran Kain. Para superar la vergüenza de su fallo, Gran Kain abandonó a sus criaturas y se escondió por un tiempo. Estas criaturas se llamaron Humanos.
La raza de los Elfos era sabia y hábil para realizar la magia. Pero eran menos sabios que los Gigantes. Por lo tanto, los Gigantes permitieron que los Elfos les sirvieran en actividades políticas y en temas mágicos.
La raza de los Orcos era fuerte. Poseían una resistencia inagotable y una gran fuerza de voluntad. A pesar de todo, eran menos fuertes que los Gigantes. Por lo tanto, los Gigantes permitieron que los Orcos les sirvieran en la Guerra.
La raza de los Enanos era diestra. Eran buenos ingenieros, hábiles matemáticos y sobresalientes artesanos. Los Gigantes permitieron que les sirvieran en trabajos de banca y de fabricación.
La alada raza de las Arteias era amante de la libertad y poseían una eterna curiosidad. Los Gigantes querían capturar y subyugar a las criaturas de vuelo libre, pero en cuanto una Arteia fue encerrada en una jaula, ésta perdió rápidamente su fuerza y murió. Los Gigantes fueron abandonados, pero permitieron a las Arteias volar libres. Así que las Arteias visitaban la ciudad de los Gigantes para traerles noticias de otras partes del mundo.
Los Humanos no podían hacer nada bien y así se hicieron esclavos de los Gigantes, haciendo todo tipo de trabajos. La Vida de los Humanos no era mucho mejor que la de los animales.
CAPITULO III – LA GUERRA DE LOS DIOSES –
El gran Kain era un dios libre y desinhibido, pero cometió un gran error seduciendo a Shilen, su hija mayor. Llevaron su affaire, evitando las miradas de Einhasad, hasta que Shilen quedó embarazada. Cuando Einhasad lo descubrió, se enfureció. Despojando a su hija de su condición de diosa del agua, Einhasad ordenó a Shilen que abandonara el continente. El Gran Kain le dio la espalda y Shilen fue abandonada a su suerte.
Estando embarazada, Shilen huyó al este. Y en medio de un profundo y oscuro bosque ella dio a luz, maldiciendo a Einhasad y al Gran Kain con cada dolor del parto.
Los bebés nacidos de los horribles dolores de Shilen y debido a la desesperación y la cólera de sus maldiciones se convirtieron en demonios. Entre ellos, los más fuertes fueron los llamados “dragones”.
Había un total de seis dragones, creados con maldiciones contra los seis dioses. Shilen se lleno de cólera hacia Einhasad que la expulsó, y hacia el Gran Kain que la sedujo y después abandonó. Apoyándose en la fuerza de sus niños, ella creó un ejército para castigar a los dioses.
A los dragones más fuertes se les ordenó estar al frente del ejército de demonios para luchar contra los dioses. Al oír esto, Aulakiria, el dragón de la luz, mirando con ojos tristes a Shilen dijo:
“Madre, no sabe lo que está haciendo. ¿Usted realmente desea la destrucción eterna de los dioses? ¿Realmente quiere que su padre, su madre y sus hermanos caigan a tierra en charcos de su propia sangre?”.Sus súplicas no cambiaron los pensamientos de Shilen.
Al final los demonios invadieron el palacio donde vivían los dioses y comenzó una feroz batalla. Los seis dragones destruyeron por completo el palacio de los dioses. Incluso los dioses se sintieron intimidados por la increíble energía de los dragones. La batalla parecía destinada a durar para siempre. Y si la guerra no paraba, el mundo dejaría de existir y todas las cosas vivas serían aniquiladas.
Numerosos mensajeros de los dioses y demonios fueron destruidos o desaparecieron. Cada día había rayos y truenos pues las increíbles fuerzas chocaban violentamente en el cielo. Los gigantes y las otras criaturas vivas de la tierra temblaron mientras observaban la terrible lucha en el cielo.
La feroz batalla continuó durante varios años, y eventualmente el equilibrio se fue inclinando gradualmente hacia un lado. A pesar de sufrir muchas lesiones, Einhasad y el Gran Kain, tenían poderes más grandes y destruyeron a muchos demonios. Los dragones aguantaron la lucha, aunque tenían profundas heridas y estaban acribillados de cicatrices. Su fatiga llegó a ser más y más evidente. Después de un tiempo, pareció que la guerra acabaría con la exterminación del ejército de Shilen. Al final los dragones abrieron sus alas y volaron a la tierra para escapar. Los demonios supervivientes les siguieron. Y aunque los dioses deseaban destruir a aquel ejercito que se retiraba, debido a sus lesiones todo lo que podían hacer era mirar como dragones y demonios partían.
Shilen no podía soportar su tristeza mientras sus niños fallecían uno a uno y perdían la guerra. Por eso inventó el Inframundo y gobernó sobre él.
Shillien- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/06/2009
La gran inundacion
CAPITULO IV – LA GRAN INUNDACION –
Después de que Shilen se hubiera ido, Eva heredó la autoridad para gobernar sobre las aguas. Pero Eva era de naturaleza tímida y después de presenciar el terrible fallecimiento de su hermana mayor y la guerra entre los dioses, ella se volvió aún más temerosa. Para evitar la pesada responsabilidad que le correspondía, cavó un túnel en el fondo de un lago y se ocultó.
Sin una diosa que gobernara sobre ellos, los espíritus del agua se encontraron sin propósito y comenzaron a vagar sin rumbo. Un montón de agua se dirigió hacia un mismo lugar y formo un pantano. El agua no fluyó entonces en otro lugar y allí se formó un desierto. A menudo, partes del continente se hundían inesperadamente en el océano o una isla nueva aparecía repentinamente en medio de ninguna parte. En algunos lugares, llovió día y noche hasta que todo excepto las cimas de las montañas más altas se encontró sumergido.
Allí donde seguía habiendo cualquier pedazo de tierra sobre el agua, todas las criaturas vivas se reunían para preservar su vida y la tierra cayó en el pandemonium. Tanto en el continente como en el océano, todas las criaturas sufrían. En nombre de todas las criaturas vivas, los gigantes solicitaron ayuda a los dioses.
Einhasad y el Gran Kain buscaron por todas partes en el continente y finalmente encontraron el lago en el cual se ocultaba Eva.
“Eva, mira qué sucedió porque evitaste tu responsabilidad. Estás destruyendo la armonía de este continente que creamos con todos nuestros esfuerzos. No toleraré que continúes desobedeciéndome.” Einhasad estaba tan enfurecida que sus ojos ardían brillantes como rugientes llamas.
Debido a las inundaciones, incontables gigantes y criaturas vivas partieron al mundo de Shilen. Esto hizo que Einhasad envidiara a Shilen. Temblando con miedo, Eva terminó de rendirse a su madre. Cuando Eva asumió su autoridad para controlar las aguas, los desastres cesaron gradualmente. Sin embargo, era imposible restaurar el continente que yacía en ruinas.
CAPITULO V – EL DESAFÍO DE LOS GIGANTES –
Los gigantes comenzaron a abrigar escepticismo en sus corazones. Gran Kain ya había probado su propia estupidez creando una humilde criatura viviente llamada humano. Además, debido a la lasciva conducta de Gran Kain y a los celos de Einhasad, El Inframundo fue creado y varios demonios fueron creados. Debido a la debilidad e incompetencia de Eva el continente fue gravemente deformado. Las semillas de la duda comenzaron a brotar en las mentes de los gigantes. ¿Merecían estos dioses su adoración?
Los gigantes podían montar en carros hechos con sus propias manos y entrar y salir libremente del palacio de los dioses. Ellos podían usar la magia para elevar una isla por los aires y vivir en los cielos como dioses. Ellos podían prolongar sus vidas hasta parecer que vivían eternamente. Los gigantes comenzaron a pensar que su poder era equiparable al de los dioses. A pesar de su sabiduría, se hicieron demasiado arrogantes.
Y así los gigantes comenzaron su intención de convertirse en dioses.
Comenzaron a experimentar modificando organismos vivos para crear nuevas formas de vida. Los Gigantes llamaron a la magia que hacia posibles tales milagros “ciencia”. Ebrios de poder, los gigantes organizaron una fuerte armada para combatir contra los dioses a pesar del error de Shilen, los seis dragones, y numerosos demonios que emprendieron esa misma tarea.
Los dioses observaron las preparaciones de los gigantes y encolerizaron. Einhasad, que había clamado el único derecho de poder crear vida, estaba ciega de ira. Juro destruir a todos los gigantes junto con el continente y el mundo entero. Gran Kain le suplicó para que mantuviera la calma.
“Al igual que eres la Madre de la Creación” le replicó, “la destrucción es mi responsabilidad. Sabes muy bien que tuve que resignarme cuando envidiaba tu cometido. Yo castigare a los gigantes por su conducta arrogante. Si después continuas deseando destruir el mundo, luchare contigo con todo mi poder.” Gran Kain no iba a permitir la destrucción del continente, no importaba como, y Einhasad estaba muy ofendida por la intervención de Gran Kain. Aun así, como ambos eran de un estatus similar, ella no podía detenerlo.
Finalmente Einhasad entro en razón. Para castigas a los gigantes, decidió tomar prestado el martillo de Gran Kain – conocido como el Martillo de la Desesperanza. Debido a su inmenso poder destructivo, ni siquiera Gran Kain había usado jamás esa arma. Aun llena de furia, Einhasad levanto el martillo alto sobre su cabeza y lo arrojó hacia el centro de la ciudad de los gigantes.
CAPITULO VI – EL FIN DE LAS EDADES –
Solamente cuando llamas rojas comenzaron a caer desde los cielos los gigantes se dieron cuenta del tremendo error que habían cometido. Combinando todas sus fuerzas intentaron frustrar el furioso lanzamiento de Einhasad y el Martillo de la Desesperanza. Pero incluso con el poder de los gigantes, no pudieron más que desviar ligeramente el trayecto del martillo, que seguía segando las ciudades mientras descendía al mundo.
Fue suficiente para destruir a la mayor ciudad del mundo; incontables gigantes y otras razas fueron instantáneamente diezmadas. Un gran agujero fue creado en la tierra e inmensas olas cubrieron la superficie. Finalmente, casi todos los gigantes habían perecido.
Aquellos gigantes que consiguieron sobrevivir huyeron al este para evitar la ira de Einhasad. Su camino era similar al que había tomado Shilen en su lucha. Einhasad continúo cazándolos uno por uno y quemándolos hasta la muerte con relámpagos. Los restantes gigantes fugitivos temblaban de temor y rezaron a Gran Kain.
“Gran Kain, Gran Kain! Nos hemos dado cuenta de que nuestro camino era erróneo. Solo tú puedes detener la furia y la locura de Einhasad. ¡No nos dejes perecer, nosotros que hemos sido nacidos del mismo lugar que tu mismo, nosotros que somos las criaturas mas sabias y poderosas en la tierra!”.
De repente Gran Kain sintió que le embargaba un sentimiento de piedad por esas pobres criaturas y reflexiono que los gigantes ya habían sufrido suficiente por su trasgresión. Alzando las más profundas aguas de los mares del sur bloqueó el paso de Einhasad.
Einhasad gritó de furia, “¡¿Qué es esto?! ¡¿Quién se atreve a interferir en mi camino?! ¡Eva, mi querida hermana, quita el agua que bloquea mi paso ahora mismo o prepárate para meterte en los pasos de tu hermana mayor!”
Eva temía a Einhasad e inmediatamente devolvió las aguas al océano. Einhasad continuo persiguiendo a los gigantes, matándolos uno a uno. Estos lloraron a Gran Kain de nuevo.
“Gran Kain! ¡El más poderoso de los dioses! ¡Einhasad continua acechándonos, determinada a exterminarnos! ¡Te rezamos, por favor ten piedad y sálvanos!”
Gran Kain levanto la tierra en la que se encontraban los gigantes. El gran risco impedía la persecución de Einhasad y ella gritó en alta voz.
“¡Maphr, mi querida hermana! ¡¿Quién se atreve a interferir conmigo?! ¡Baja la tierra en este instante, o prepárate para seguir el camino de tu hermana!”
Temerosa por estas palabras, Maphr trato de reducir la tierra, pero Gran Kain la detuvo.
“¿Einhasad, porque no lo dejas? Toda la tierra conoce de tu furia y tiembla ante tu ira. Los sabios pero estúpidos gigantes sienten el mal que han hecho hasta lo más profundo. ¡Míralo por ti misma! ¡La raza de orgullosas y nobles criaturas – que una vez dominaron la tierra – esta escondiéndose en una estrecha franja de tierra y temblando de miedo por intentar escapar de ti! Ya no pueden desafiar a los dioses. Este lugar será la prisión de los gigantes para toda la eternidad. Calma tu furia, tu venganza esta completada.”
Einhasad aun sentía ira, pero no podía actuar contra los deseos de Gran Kain – la fuerza que poseía era igual a la suya. Ella decidió eso, como había dicho Gran Kain, seria mejor dejar a los gigantes en esa tierra estrecha y estéril para por siempre arrepentirse de sus pecados en lugar de matarlos a todos. Acabó su caza y volvió a su casa.
Después de lo ocurrido, Einhasad rara vez interfería con los acontecimientos de la tierra, puesto que había sido profundamente decepcionada por los seres de la Tierra. Gran Kain también estuvo de acuerdo en no mostrarse a si mismo en la Tierra. La edad de los dioses estaba llegando a su fin.
Después de que Shilen se hubiera ido, Eva heredó la autoridad para gobernar sobre las aguas. Pero Eva era de naturaleza tímida y después de presenciar el terrible fallecimiento de su hermana mayor y la guerra entre los dioses, ella se volvió aún más temerosa. Para evitar la pesada responsabilidad que le correspondía, cavó un túnel en el fondo de un lago y se ocultó.
Sin una diosa que gobernara sobre ellos, los espíritus del agua se encontraron sin propósito y comenzaron a vagar sin rumbo. Un montón de agua se dirigió hacia un mismo lugar y formo un pantano. El agua no fluyó entonces en otro lugar y allí se formó un desierto. A menudo, partes del continente se hundían inesperadamente en el océano o una isla nueva aparecía repentinamente en medio de ninguna parte. En algunos lugares, llovió día y noche hasta que todo excepto las cimas de las montañas más altas se encontró sumergido.
Allí donde seguía habiendo cualquier pedazo de tierra sobre el agua, todas las criaturas vivas se reunían para preservar su vida y la tierra cayó en el pandemonium. Tanto en el continente como en el océano, todas las criaturas sufrían. En nombre de todas las criaturas vivas, los gigantes solicitaron ayuda a los dioses.
Einhasad y el Gran Kain buscaron por todas partes en el continente y finalmente encontraron el lago en el cual se ocultaba Eva.
“Eva, mira qué sucedió porque evitaste tu responsabilidad. Estás destruyendo la armonía de este continente que creamos con todos nuestros esfuerzos. No toleraré que continúes desobedeciéndome.” Einhasad estaba tan enfurecida que sus ojos ardían brillantes como rugientes llamas.
Debido a las inundaciones, incontables gigantes y criaturas vivas partieron al mundo de Shilen. Esto hizo que Einhasad envidiara a Shilen. Temblando con miedo, Eva terminó de rendirse a su madre. Cuando Eva asumió su autoridad para controlar las aguas, los desastres cesaron gradualmente. Sin embargo, era imposible restaurar el continente que yacía en ruinas.
CAPITULO V – EL DESAFÍO DE LOS GIGANTES –
Los gigantes comenzaron a abrigar escepticismo en sus corazones. Gran Kain ya había probado su propia estupidez creando una humilde criatura viviente llamada humano. Además, debido a la lasciva conducta de Gran Kain y a los celos de Einhasad, El Inframundo fue creado y varios demonios fueron creados. Debido a la debilidad e incompetencia de Eva el continente fue gravemente deformado. Las semillas de la duda comenzaron a brotar en las mentes de los gigantes. ¿Merecían estos dioses su adoración?
Los gigantes podían montar en carros hechos con sus propias manos y entrar y salir libremente del palacio de los dioses. Ellos podían usar la magia para elevar una isla por los aires y vivir en los cielos como dioses. Ellos podían prolongar sus vidas hasta parecer que vivían eternamente. Los gigantes comenzaron a pensar que su poder era equiparable al de los dioses. A pesar de su sabiduría, se hicieron demasiado arrogantes.
Y así los gigantes comenzaron su intención de convertirse en dioses.
Comenzaron a experimentar modificando organismos vivos para crear nuevas formas de vida. Los Gigantes llamaron a la magia que hacia posibles tales milagros “ciencia”. Ebrios de poder, los gigantes organizaron una fuerte armada para combatir contra los dioses a pesar del error de Shilen, los seis dragones, y numerosos demonios que emprendieron esa misma tarea.
Los dioses observaron las preparaciones de los gigantes y encolerizaron. Einhasad, que había clamado el único derecho de poder crear vida, estaba ciega de ira. Juro destruir a todos los gigantes junto con el continente y el mundo entero. Gran Kain le suplicó para que mantuviera la calma.
“Al igual que eres la Madre de la Creación” le replicó, “la destrucción es mi responsabilidad. Sabes muy bien que tuve que resignarme cuando envidiaba tu cometido. Yo castigare a los gigantes por su conducta arrogante. Si después continuas deseando destruir el mundo, luchare contigo con todo mi poder.” Gran Kain no iba a permitir la destrucción del continente, no importaba como, y Einhasad estaba muy ofendida por la intervención de Gran Kain. Aun así, como ambos eran de un estatus similar, ella no podía detenerlo.
Finalmente Einhasad entro en razón. Para castigas a los gigantes, decidió tomar prestado el martillo de Gran Kain – conocido como el Martillo de la Desesperanza. Debido a su inmenso poder destructivo, ni siquiera Gran Kain había usado jamás esa arma. Aun llena de furia, Einhasad levanto el martillo alto sobre su cabeza y lo arrojó hacia el centro de la ciudad de los gigantes.
CAPITULO VI – EL FIN DE LAS EDADES –
Solamente cuando llamas rojas comenzaron a caer desde los cielos los gigantes se dieron cuenta del tremendo error que habían cometido. Combinando todas sus fuerzas intentaron frustrar el furioso lanzamiento de Einhasad y el Martillo de la Desesperanza. Pero incluso con el poder de los gigantes, no pudieron más que desviar ligeramente el trayecto del martillo, que seguía segando las ciudades mientras descendía al mundo.
Fue suficiente para destruir a la mayor ciudad del mundo; incontables gigantes y otras razas fueron instantáneamente diezmadas. Un gran agujero fue creado en la tierra e inmensas olas cubrieron la superficie. Finalmente, casi todos los gigantes habían perecido.
Aquellos gigantes que consiguieron sobrevivir huyeron al este para evitar la ira de Einhasad. Su camino era similar al que había tomado Shilen en su lucha. Einhasad continúo cazándolos uno por uno y quemándolos hasta la muerte con relámpagos. Los restantes gigantes fugitivos temblaban de temor y rezaron a Gran Kain.
“Gran Kain, Gran Kain! Nos hemos dado cuenta de que nuestro camino era erróneo. Solo tú puedes detener la furia y la locura de Einhasad. ¡No nos dejes perecer, nosotros que hemos sido nacidos del mismo lugar que tu mismo, nosotros que somos las criaturas mas sabias y poderosas en la tierra!”.
De repente Gran Kain sintió que le embargaba un sentimiento de piedad por esas pobres criaturas y reflexiono que los gigantes ya habían sufrido suficiente por su trasgresión. Alzando las más profundas aguas de los mares del sur bloqueó el paso de Einhasad.
Einhasad gritó de furia, “¡¿Qué es esto?! ¡¿Quién se atreve a interferir en mi camino?! ¡Eva, mi querida hermana, quita el agua que bloquea mi paso ahora mismo o prepárate para meterte en los pasos de tu hermana mayor!”
Eva temía a Einhasad e inmediatamente devolvió las aguas al océano. Einhasad continuo persiguiendo a los gigantes, matándolos uno a uno. Estos lloraron a Gran Kain de nuevo.
“Gran Kain! ¡El más poderoso de los dioses! ¡Einhasad continua acechándonos, determinada a exterminarnos! ¡Te rezamos, por favor ten piedad y sálvanos!”
Gran Kain levanto la tierra en la que se encontraban los gigantes. El gran risco impedía la persecución de Einhasad y ella gritó en alta voz.
“¡Maphr, mi querida hermana! ¡¿Quién se atreve a interferir conmigo?! ¡Baja la tierra en este instante, o prepárate para seguir el camino de tu hermana!”
Temerosa por estas palabras, Maphr trato de reducir la tierra, pero Gran Kain la detuvo.
“¿Einhasad, porque no lo dejas? Toda la tierra conoce de tu furia y tiembla ante tu ira. Los sabios pero estúpidos gigantes sienten el mal que han hecho hasta lo más profundo. ¡Míralo por ti misma! ¡La raza de orgullosas y nobles criaturas – que una vez dominaron la tierra – esta escondiéndose en una estrecha franja de tierra y temblando de miedo por intentar escapar de ti! Ya no pueden desafiar a los dioses. Este lugar será la prisión de los gigantes para toda la eternidad. Calma tu furia, tu venganza esta completada.”
Einhasad aun sentía ira, pero no podía actuar contra los deseos de Gran Kain – la fuerza que poseía era igual a la suya. Ella decidió eso, como había dicho Gran Kain, seria mejor dejar a los gigantes en esa tierra estrecha y estéril para por siempre arrepentirse de sus pecados en lugar de matarlos a todos. Acabó su caza y volvió a su casa.
Después de lo ocurrido, Einhasad rara vez interfería con los acontecimientos de la tierra, puesto que había sido profundamente decepcionada por los seres de la Tierra. Gran Kain también estuvo de acuerdo en no mostrarse a si mismo en la Tierra. La edad de los dioses estaba llegando a su fin.
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Retorno a la fuego
CAPITULO VII – EL RETORNO AL FUEGO DEL CAMPAMENTO
La extraña pausa en su historia.
Cautivados por el cuento, no nos habíamos movido mientras nos relataba la historia de nuestro mundo. Su voz, aunque suave, penetraba profundo en nuestras cabezas – como si fuera de naturaleza mágica. El mito del que nos había hablado era completamente diferente del que nosotros conocíamos, aun así nadie protestó. Nosotros, los más curtidos guerreros en todas las tierras, estábamos cautivados por este extranjero, nerviosos, incluso temerosos de este mero hombre. Cuando un búho cercano alzo el vuelo nos estremecimos con el repentino batir de sus alas.
El extranjero soltó unas risas, levanto la humeante pipa hasta sus labios, y continuó su historia.
“No desechéis mi historia automáticamente solo porque sea diferente da aquella que conocéis de los dioses. No hay pruebas de que vuestros sacerdotes estén más cercanos a la verdad que un poeta errante. La historia de los dioses es la voluntad de los dioses, no de los humanos. Y así, ¿cómo pueden unos simples sacerdotes conocen la verdad? Oíd de nuevo mientras continuo. Esta es la historia de la tierra después de la desaparición de los dioses. Esta es vuestra propia historia.”
CAPITULO VIII – LAS CONSECUENCIAS –
El mundo cayó en una gran confusión seguida de la repentina desaparición de los gigantes. Acostumbrados al control de los gigantes, los elfos, enanos y humanos se encaraban con la cruda realidad de defenderse por ellos mismos. En lo más alto de este temible nuevo desafío, el mundo en el que vivían presentaba los estragos del impacto del Martillo de la Desesperanza. Muchos murieron durante los desastres que trajo Einhasad, y muchos más murieron en la consiguiente confusión y caos. Las razas de la tierra suplicaron fervientemente a los dioses por la salvación, pero los dioses no respondieron.
Los primeros en tomar control de la situación fueron los elfos, puesto que ellos fueron la raza responsable de la política durante la era de los gigantes. Los elfos tuvieron éxito en la unificación de las razas y continuaron con sus vidas. Pero a medida que pasaba el tiempo, se mostraba evidente que los elfos no tenían las mismas capacidades para controlar la tierra que tenían los gigantes. Los primeros en alzarse ante los elfos fueron los orcos.
“¿Son los elfos mas fuertes que nosotros? ¡No! ¿Tienen los elfos el derecho de dominarnos? ¡No! ¡No podemos consentir que aquellos quienes son mas débiles se atrevan a levantarse sobre nosotros!”
La fuerza militar de los orcos era poderosa y, habiendo vivido solo en paz, los elfos no eran rival para el orgullo y temeridad de los orcos. La mayoría de la tierra se convirtió en territorio orco en un instante y los elfos fueron conducidos a una esquina del continente. Aquí los elfos solicitaron ayuda de los enanos, quienes, con su abundante riqueza y superiores armas, podían tener una posibilidad contra los orcos.
“Raza de la tierra,” lloraron los elfos, “Venid en nuestra ayuda. Las violentas hordas orcas nos persiguen con su absoluto poder. Venid – dejadnos combatir juntos.”
Pero los enanos rechazaron fríamente ayudar a los elfos. Para sus ojos, el mundo había cambiado en favor de los orcos. No había razón para los pragmáticos enanos de unirse con el bando débil. Los elfos se enfurecieron, pero no podían influenciar en su decisión.
Los elfos decidieron entonces conseguir ayuda de la raza del viento – los Arteias. Sus reconocidas habilidades y ataques aéreos serian suficiente ayuda para que los elfos triunfaran sobre los orcos. Una delegación elfa viajó hasta los confines de la tierra buscando la ayuda de los Arteias.
“¡Raza del viento, venid en nuestra ayuda! Los bárbaros orcos nos oprimen con su absoluta fuerza. ¡Dejadnos unirnos y enseñémosles su estupidez!”
Pero, al igual que siempre, los Arteias no estaban interesados en las políticas o guerras de la tierra. Determinaron no tomar parte en ningún bando y esconderse en lo más profundo de las tierras interiores. Los elfos se desesperaron.
“¡Alas, nadie nos ayudará! ¿Es este el final de nuestra raza? ¿Son los sucios orcos quienes tomaran las tierras y reclamarán toda la gloria y la riqueza?”
CAPITULO IX – UNA NUEVA ALIANZA –
Desanimados por los pragmáticos enanos y los neutrales Arteias, los elfos estaban abandonados sin aliados que llevaran a cabo la guerra con los orcos. Abandonados para lamentar su destino, los elfos se sorprendieron con la aparición de un extraño entre sus filas. El extranjero se arrodillo ante el rey elfo, que se acercó para descubrir que el extranjero era un representante de los humanos. El extranjero llevaba una corona hecha con ramas de árboles.
“¿Qué ocurre, líder de los humildes humanos?” pregunto el rey elfo, “¿Vienes a burlarte de nuestra desdicha?”
El humano hizo una reverencia con su cabeza y habló, “No, sabio rey. Venimos a ver si nuestras débiles fuerzas pueden ser de alguna ayuda.”
Los elfos se alegraron, puesto que aunque los humanos eran insensatos y débiles, su gran número podía ser de ayuda en la batalla.
“Muy encomiable por vuestra parte, rey humano,” conformó el rey elfo. “Insignificantes seres podéis ser, pero vuestra devota lealtad y voluntad de sacrificar vuestras vidas por nosotros es admirable. Vamos, adelante a la batalla para la victoria y vosotros ganareis estar directamente entre los elfos.”
El rey humano hizo una gran reverencia ante el rey elfo, y levantando su cabeza, mirando a su homólogo elfo. “Muy noble rey elfo,” dijo, “Nosotros los humanos tenemos una petición que hacer antes de que combatamos por la gloriosa victoria de la raza élfica. Nuestro poder es insuficiente. Nuestros dientes no pueden siquiera arañar la piel de los orcos y nuestras uñas son inútiles frente a sus músculos. Os rogamos, dadnos el poder de enfrentarnos a ellos. Enseñadnos los secretos de vuestra magia.”
Esta atrevida proposición dejo a los elfos furiosos y conmocionados. ¿Enseñarles magia a los humanos? ¡Jamás! Los elfos gestionaron, invocando hechizos para convertir al humano en un montón de ceniza, pero la líder élfica Veora intercedió. Ella sentía que la petición no era amenazante y debía ser honrada. Los humanos eran demasiado débiles y es muy dudoso que ellos pudieran vencer a los orcos sin ayuda. Y con sus mentes inferiores, los humanos no serian ninguna amenaza incluso si fueran capaces de aprender magia. Y así, ella hizo un trato que mas tarde le costaría su vida.
Los humanos absorbieron rápidamente los caminos de la magia, aprendiendo mucho mas rápido de lo que los elfos habían anticipado. Los cuerpos humanos, aunque no eran tan fuertes como los de los orcos, habían sido fortalecidos a través de la labor constante y la lucha interior entre su clase. Eran adeptos con sus manos y podían manejar hábilmente armas y casi cualquier cosa, su número incrementó de forma enorme e impresionante. En un corto periodo de tiempo, la armada humana se convirtió en una fuerza formidable.
CAPITULO X – UN ALIADO SE VUELVE ENEMIGO –
La alianza entre humanos y elfos comenzó a tomar la delantera a los orcos. Mientras las mareas de la batalla se volvían a favor de la alianza, los enanos cambiaron su alianza con los orcos y comenzaron a construir suministros de guerra para los humanos. Con las armaduras mas fuertes y las armas mas afiladas de los enanos, los humanos podían ahora derrotar la armada orca sin la ayuda de las fuerzas élficas.
Aunque las victorias de la alianza crecían en número, los elfos comenzaban a sentirse inquietos. Podían sentir que los humanos crecían en fuerza y mas haya de su control. Aun así los elfos no permitían que su malestar se convirtiera en preocupación, puesto que ellos no podían imaginar que lo mas bajo de todas las razas – la basura humana – pudiera concebir una revolución. Y con la victoria final sobre los orcos al alcance de la mano, los elfos no tenían tiempo que gastar en preocupaciones con los humanos. Los humanos continuaron aprendiendo mayores formas de magia, y eventualmente la guerra acabo con la victoria de la alianza entre humanos y elfos. Los orcos fueron forzados a firmar un humillante tratado de paz y rápidamente se retiraron a la seguridad de sus guaridas en las tierras más al norte de Elmore.
El líder de los orcos rió mientras partía, “Estúpidos elfos. Esta victoria no es vuestra, sino de los sucios humanos. ¿Cómo os proponéis controlar estos monstruos que habéis creado?”
Había verdad entre esas palabras de resentimiento, los elfos ahora se encaraban a una nueva amenaza – los humanos. Pero después de la larga batalla, los elfos estaban demasiado cansados y debilitados para luchar. Por el contrario, los humanos con sus nuevos poderes mágicos, se encontraban fortalecidos. Y así, los humanos se alzaron contra la raza élfica.
Demasiado tarde, los elfos se dieron cuenta que ellos habían tomado bajo sus alas a la descendencia de los dragones. Una feroz batalla entre poderes mágicos sacudió la tierra una vez más. Pero los elfos estaban demasiado debilitados para contener a las fuerzas humanas. Los elfos fueron obligados a retroceder lentamente hasta que estuvieron forzados a refugiarse en la seguridad de sus bosques. Desde la seguridad de su posición, preparaban el choque final contra los humanos. La magia élfica era más poderosa en estos bosques y buscaron usar esta ventaja para su victoria.
Los elfos cavaron profundas mazmorras por las que rápidamente se oían los ecos del chocar de las espadas y los gritos de la batalla. Pero la victoria final en un asedio que duró 3 meses fue para los humanos. Ni el orgullo de los elfos, ni los poderes mágicos de los bosques élficos, ni siquiera su superior magia podía hacer frente a la innumerable marea que formaban las armadas de los humanos. Los elfos sufrieron un gran daño y con el tiempo escaparon a la profundidad de los bosques. En su retirada, conjuraron poderosas barreras mágicas alrededor de sus bosques para prevenir el paso de los humanos o cualquier otra raza.
Y así, los humanos se convirtieron en los conquistadores de toda la tierra.
La extraña pausa en su historia.
Cautivados por el cuento, no nos habíamos movido mientras nos relataba la historia de nuestro mundo. Su voz, aunque suave, penetraba profundo en nuestras cabezas – como si fuera de naturaleza mágica. El mito del que nos había hablado era completamente diferente del que nosotros conocíamos, aun así nadie protestó. Nosotros, los más curtidos guerreros en todas las tierras, estábamos cautivados por este extranjero, nerviosos, incluso temerosos de este mero hombre. Cuando un búho cercano alzo el vuelo nos estremecimos con el repentino batir de sus alas.
El extranjero soltó unas risas, levanto la humeante pipa hasta sus labios, y continuó su historia.
“No desechéis mi historia automáticamente solo porque sea diferente da aquella que conocéis de los dioses. No hay pruebas de que vuestros sacerdotes estén más cercanos a la verdad que un poeta errante. La historia de los dioses es la voluntad de los dioses, no de los humanos. Y así, ¿cómo pueden unos simples sacerdotes conocen la verdad? Oíd de nuevo mientras continuo. Esta es la historia de la tierra después de la desaparición de los dioses. Esta es vuestra propia historia.”
CAPITULO VIII – LAS CONSECUENCIAS –
El mundo cayó en una gran confusión seguida de la repentina desaparición de los gigantes. Acostumbrados al control de los gigantes, los elfos, enanos y humanos se encaraban con la cruda realidad de defenderse por ellos mismos. En lo más alto de este temible nuevo desafío, el mundo en el que vivían presentaba los estragos del impacto del Martillo de la Desesperanza. Muchos murieron durante los desastres que trajo Einhasad, y muchos más murieron en la consiguiente confusión y caos. Las razas de la tierra suplicaron fervientemente a los dioses por la salvación, pero los dioses no respondieron.
Los primeros en tomar control de la situación fueron los elfos, puesto que ellos fueron la raza responsable de la política durante la era de los gigantes. Los elfos tuvieron éxito en la unificación de las razas y continuaron con sus vidas. Pero a medida que pasaba el tiempo, se mostraba evidente que los elfos no tenían las mismas capacidades para controlar la tierra que tenían los gigantes. Los primeros en alzarse ante los elfos fueron los orcos.
“¿Son los elfos mas fuertes que nosotros? ¡No! ¿Tienen los elfos el derecho de dominarnos? ¡No! ¡No podemos consentir que aquellos quienes son mas débiles se atrevan a levantarse sobre nosotros!”
La fuerza militar de los orcos era poderosa y, habiendo vivido solo en paz, los elfos no eran rival para el orgullo y temeridad de los orcos. La mayoría de la tierra se convirtió en territorio orco en un instante y los elfos fueron conducidos a una esquina del continente. Aquí los elfos solicitaron ayuda de los enanos, quienes, con su abundante riqueza y superiores armas, podían tener una posibilidad contra los orcos.
“Raza de la tierra,” lloraron los elfos, “Venid en nuestra ayuda. Las violentas hordas orcas nos persiguen con su absoluto poder. Venid – dejadnos combatir juntos.”
Pero los enanos rechazaron fríamente ayudar a los elfos. Para sus ojos, el mundo había cambiado en favor de los orcos. No había razón para los pragmáticos enanos de unirse con el bando débil. Los elfos se enfurecieron, pero no podían influenciar en su decisión.
Los elfos decidieron entonces conseguir ayuda de la raza del viento – los Arteias. Sus reconocidas habilidades y ataques aéreos serian suficiente ayuda para que los elfos triunfaran sobre los orcos. Una delegación elfa viajó hasta los confines de la tierra buscando la ayuda de los Arteias.
“¡Raza del viento, venid en nuestra ayuda! Los bárbaros orcos nos oprimen con su absoluta fuerza. ¡Dejadnos unirnos y enseñémosles su estupidez!”
Pero, al igual que siempre, los Arteias no estaban interesados en las políticas o guerras de la tierra. Determinaron no tomar parte en ningún bando y esconderse en lo más profundo de las tierras interiores. Los elfos se desesperaron.
“¡Alas, nadie nos ayudará! ¿Es este el final de nuestra raza? ¿Son los sucios orcos quienes tomaran las tierras y reclamarán toda la gloria y la riqueza?”
CAPITULO IX – UNA NUEVA ALIANZA –
Desanimados por los pragmáticos enanos y los neutrales Arteias, los elfos estaban abandonados sin aliados que llevaran a cabo la guerra con los orcos. Abandonados para lamentar su destino, los elfos se sorprendieron con la aparición de un extraño entre sus filas. El extranjero se arrodillo ante el rey elfo, que se acercó para descubrir que el extranjero era un representante de los humanos. El extranjero llevaba una corona hecha con ramas de árboles.
“¿Qué ocurre, líder de los humildes humanos?” pregunto el rey elfo, “¿Vienes a burlarte de nuestra desdicha?”
El humano hizo una reverencia con su cabeza y habló, “No, sabio rey. Venimos a ver si nuestras débiles fuerzas pueden ser de alguna ayuda.”
Los elfos se alegraron, puesto que aunque los humanos eran insensatos y débiles, su gran número podía ser de ayuda en la batalla.
“Muy encomiable por vuestra parte, rey humano,” conformó el rey elfo. “Insignificantes seres podéis ser, pero vuestra devota lealtad y voluntad de sacrificar vuestras vidas por nosotros es admirable. Vamos, adelante a la batalla para la victoria y vosotros ganareis estar directamente entre los elfos.”
El rey humano hizo una gran reverencia ante el rey elfo, y levantando su cabeza, mirando a su homólogo elfo. “Muy noble rey elfo,” dijo, “Nosotros los humanos tenemos una petición que hacer antes de que combatamos por la gloriosa victoria de la raza élfica. Nuestro poder es insuficiente. Nuestros dientes no pueden siquiera arañar la piel de los orcos y nuestras uñas son inútiles frente a sus músculos. Os rogamos, dadnos el poder de enfrentarnos a ellos. Enseñadnos los secretos de vuestra magia.”
Esta atrevida proposición dejo a los elfos furiosos y conmocionados. ¿Enseñarles magia a los humanos? ¡Jamás! Los elfos gestionaron, invocando hechizos para convertir al humano en un montón de ceniza, pero la líder élfica Veora intercedió. Ella sentía que la petición no era amenazante y debía ser honrada. Los humanos eran demasiado débiles y es muy dudoso que ellos pudieran vencer a los orcos sin ayuda. Y con sus mentes inferiores, los humanos no serian ninguna amenaza incluso si fueran capaces de aprender magia. Y así, ella hizo un trato que mas tarde le costaría su vida.
Los humanos absorbieron rápidamente los caminos de la magia, aprendiendo mucho mas rápido de lo que los elfos habían anticipado. Los cuerpos humanos, aunque no eran tan fuertes como los de los orcos, habían sido fortalecidos a través de la labor constante y la lucha interior entre su clase. Eran adeptos con sus manos y podían manejar hábilmente armas y casi cualquier cosa, su número incrementó de forma enorme e impresionante. En un corto periodo de tiempo, la armada humana se convirtió en una fuerza formidable.
CAPITULO X – UN ALIADO SE VUELVE ENEMIGO –
La alianza entre humanos y elfos comenzó a tomar la delantera a los orcos. Mientras las mareas de la batalla se volvían a favor de la alianza, los enanos cambiaron su alianza con los orcos y comenzaron a construir suministros de guerra para los humanos. Con las armaduras mas fuertes y las armas mas afiladas de los enanos, los humanos podían ahora derrotar la armada orca sin la ayuda de las fuerzas élficas.
Aunque las victorias de la alianza crecían en número, los elfos comenzaban a sentirse inquietos. Podían sentir que los humanos crecían en fuerza y mas haya de su control. Aun así los elfos no permitían que su malestar se convirtiera en preocupación, puesto que ellos no podían imaginar que lo mas bajo de todas las razas – la basura humana – pudiera concebir una revolución. Y con la victoria final sobre los orcos al alcance de la mano, los elfos no tenían tiempo que gastar en preocupaciones con los humanos. Los humanos continuaron aprendiendo mayores formas de magia, y eventualmente la guerra acabo con la victoria de la alianza entre humanos y elfos. Los orcos fueron forzados a firmar un humillante tratado de paz y rápidamente se retiraron a la seguridad de sus guaridas en las tierras más al norte de Elmore.
El líder de los orcos rió mientras partía, “Estúpidos elfos. Esta victoria no es vuestra, sino de los sucios humanos. ¿Cómo os proponéis controlar estos monstruos que habéis creado?”
Había verdad entre esas palabras de resentimiento, los elfos ahora se encaraban a una nueva amenaza – los humanos. Pero después de la larga batalla, los elfos estaban demasiado cansados y debilitados para luchar. Por el contrario, los humanos con sus nuevos poderes mágicos, se encontraban fortalecidos. Y así, los humanos se alzaron contra la raza élfica.
Demasiado tarde, los elfos se dieron cuenta que ellos habían tomado bajo sus alas a la descendencia de los dragones. Una feroz batalla entre poderes mágicos sacudió la tierra una vez más. Pero los elfos estaban demasiado debilitados para contener a las fuerzas humanas. Los elfos fueron obligados a retroceder lentamente hasta que estuvieron forzados a refugiarse en la seguridad de sus bosques. Desde la seguridad de su posición, preparaban el choque final contra los humanos. La magia élfica era más poderosa en estos bosques y buscaron usar esta ventaja para su victoria.
Los elfos cavaron profundas mazmorras por las que rápidamente se oían los ecos del chocar de las espadas y los gritos de la batalla. Pero la victoria final en un asedio que duró 3 meses fue para los humanos. Ni el orgullo de los elfos, ni los poderes mágicos de los bosques élficos, ni siquiera su superior magia podía hacer frente a la innumerable marea que formaban las armadas de los humanos. Los elfos sufrieron un gran daño y con el tiempo escaparon a la profundidad de los bosques. En su retirada, conjuraron poderosas barreras mágicas alrededor de sus bosques para prevenir el paso de los humanos o cualquier otra raza.
Y así, los humanos se convirtieron en los conquistadores de toda la tierra.
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Un cuento diferente
CAPITULO XI – UN RETORNO AL FUEGO DEL CAMPAMENTO –
El extranjero levantó la cabeza, había acabado su última historia
El cuento era diferente de cualquiera que hubiéramos oído, aun así nos parecía extrañamente familiar. La hermosa doncella elfa de nuestra compañía permanecía en silencio, las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
La noche se había cerrado aun más mientras el extranjero hablaba, y ahora los aullidos de las criaturas salvajes fueron a ninguna parte para ser oídos. El viento había dejado de mecer las ramas sobre nuestras cabezas, incluso la corriente de aguan del arroyo cercano perecía enmudecer. Sólo el sonido de nuestra respiración y el chisporroteo del ardiente fuego rasgaban la noche. Parecía como si toda la naturaleza a nuestro alrededor contuviera su aliento para prestar atención a la historia que se contaba en el campamento.
Nos juntamos un poco mas mientras el extranjero, aclarando su garganta con una pequeña tos, comenzaba de nuevo.
“¿No es irónico que la mas baja de todas las criaturas, los humanos, obtuvieran finalmente el control de las tierras? Pero eso es el resultado de la voluntad humana. Ni siquiera los dioses podían imaginar que los humanos alguna vez se convertirían en los soberanos de la tierra.
“Ahora, os contare el relato del mas brillante reino humano que jamás haya existido. Esta es la historia de los humanos que caminaron el mismo sendero que los gigantes.”
CAPITULO XII – LA HISTORIA SE REESCRIBE –
Durante las largas batallas contra los orcos y los elfos, los humanos comenzaron a formar reinos primitivos entre ellos. El grupo central estaba compuesto por el clan Athena y humanos hábiles con la magia. Protegían a su gente con su poder, mantenían el orden mediante amenazas, y ocasionalmente se veían envueltos en pequeñas y grandes batallas.
El orden se resolvió rápidamente cuando el líder de Athena, Shuniman, unió las regiones actualmente conocidas como Aden y Elmore. Llamo a este reino Elmoreden y se autoproclamó emperador. La corona de ramas que adornaba la frente de sus ancestros fue sustituida por una corona de oro con brillantes joyas que adornaría ahora su propia frente. Llego a ser conocido como una presencia equiparable a la de los dioses en los tomos de sus seguidores.
El emperador Shuniman se preocupaba de la limitación de vida que tenían los humanos. El hecho de que Gran Kain, dios de la muerte y la destrucción, fuera su creador, dio a los humanos un complejo de inferioridad. Además, los relatos de que fueron creados a partir de lo sobrante de las otras razas, era profundamente humillante para los nuevos soberanos de la tierra. Para su nuevo reino, se necesitaba un nuevo mito; una nueva historia que los mostrara como seres nobles.
Finalmente, y a través de grandes reformas religiosas, Shinuman hizo a Einhasad la diosa de los humanos en lugar de Gran Kain. Mitos e historias fueron cambiados y aquellos practicantes de la magia negra, así como los seguidores de Gran Kain, fueron acosados. La reforma religiosa continuó por generaciones hasta que al final todos los humanos creyeron que Einhasad, la diosa del bien, era su creadora y que Gran Kain era simplemente el dios del mal. Cuando supo de eso, Gran Kain rió en señal de aprobación.
“Aunque no me sirvan, no seré enojado. Pero ignorantes humanos, no importa como intentéis cubrir el cielo con vuestras manos – ¿es realmente el cielo mas pequeño que vuestro puño?
CAPITULO XIII – ELMOREDEN Y PERIOS –
Mientras el emperador Shuniman y el reino de Elmoreden crecía y prosperaba, la región de Gracia a través de las aguas seguía sumida en la confusión. La geografía de Gracia era variada y peligrosa y aunque muchos grupos de humanos lucharon por su control, ningún poder había emergido para unificar su gobierno. Pequeños reinos salpicaban el paisaje, reclamando parcelas de tierra para si y conducían pequeñas escaramuzas y grandes batallas mientras peleaban por la dominación.
Llego el día en el que la poderosa armada de Elmoreden invadió la tierra a través del puente occidental y el reino de Gracia se vio forzado a aliarse para su propia defensa. Mucha de la realeza y la aristocracia fue asesinada en el proceso. Los aristócratas supervivientes aumentaron su poder. Finalmente, la invasión de Elmoreden fue repelida, y además sirvió para crear una fundación para el recientemente unificado reino de Gracia. Este nuevo reino fue llamado Perios.
A partir de entonces, Perios y Elmoreden se encerraron en una disputa por la dominación. Elmoreden, que había establecido primeramente un reino unificado y poseía un gran poder militar, era muy superior. Aun así Perios disponía de sus propios recursos. Primero, el mar que separaba los dos reinos limitaba los caminos para atacar. Además, la gente de Perios poseía poderosas reliquias abandonadas por los gigantes que podían ser de ayuda para conseguir la ventaja militar.
Incluso con su aplastante poderío militar, el reino de Elmoreden no pudo conquistar Perios.
El extranjero levantó la cabeza, había acabado su última historia
El cuento era diferente de cualquiera que hubiéramos oído, aun así nos parecía extrañamente familiar. La hermosa doncella elfa de nuestra compañía permanecía en silencio, las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
La noche se había cerrado aun más mientras el extranjero hablaba, y ahora los aullidos de las criaturas salvajes fueron a ninguna parte para ser oídos. El viento había dejado de mecer las ramas sobre nuestras cabezas, incluso la corriente de aguan del arroyo cercano perecía enmudecer. Sólo el sonido de nuestra respiración y el chisporroteo del ardiente fuego rasgaban la noche. Parecía como si toda la naturaleza a nuestro alrededor contuviera su aliento para prestar atención a la historia que se contaba en el campamento.
Nos juntamos un poco mas mientras el extranjero, aclarando su garganta con una pequeña tos, comenzaba de nuevo.
“¿No es irónico que la mas baja de todas las criaturas, los humanos, obtuvieran finalmente el control de las tierras? Pero eso es el resultado de la voluntad humana. Ni siquiera los dioses podían imaginar que los humanos alguna vez se convertirían en los soberanos de la tierra.
“Ahora, os contare el relato del mas brillante reino humano que jamás haya existido. Esta es la historia de los humanos que caminaron el mismo sendero que los gigantes.”
CAPITULO XII – LA HISTORIA SE REESCRIBE –
Durante las largas batallas contra los orcos y los elfos, los humanos comenzaron a formar reinos primitivos entre ellos. El grupo central estaba compuesto por el clan Athena y humanos hábiles con la magia. Protegían a su gente con su poder, mantenían el orden mediante amenazas, y ocasionalmente se veían envueltos en pequeñas y grandes batallas.
El orden se resolvió rápidamente cuando el líder de Athena, Shuniman, unió las regiones actualmente conocidas como Aden y Elmore. Llamo a este reino Elmoreden y se autoproclamó emperador. La corona de ramas que adornaba la frente de sus ancestros fue sustituida por una corona de oro con brillantes joyas que adornaría ahora su propia frente. Llego a ser conocido como una presencia equiparable a la de los dioses en los tomos de sus seguidores.
El emperador Shuniman se preocupaba de la limitación de vida que tenían los humanos. El hecho de que Gran Kain, dios de la muerte y la destrucción, fuera su creador, dio a los humanos un complejo de inferioridad. Además, los relatos de que fueron creados a partir de lo sobrante de las otras razas, era profundamente humillante para los nuevos soberanos de la tierra. Para su nuevo reino, se necesitaba un nuevo mito; una nueva historia que los mostrara como seres nobles.
Finalmente, y a través de grandes reformas religiosas, Shinuman hizo a Einhasad la diosa de los humanos en lugar de Gran Kain. Mitos e historias fueron cambiados y aquellos practicantes de la magia negra, así como los seguidores de Gran Kain, fueron acosados. La reforma religiosa continuó por generaciones hasta que al final todos los humanos creyeron que Einhasad, la diosa del bien, era su creadora y que Gran Kain era simplemente el dios del mal. Cuando supo de eso, Gran Kain rió en señal de aprobación.
“Aunque no me sirvan, no seré enojado. Pero ignorantes humanos, no importa como intentéis cubrir el cielo con vuestras manos – ¿es realmente el cielo mas pequeño que vuestro puño?
CAPITULO XIII – ELMOREDEN Y PERIOS –
Mientras el emperador Shuniman y el reino de Elmoreden crecía y prosperaba, la región de Gracia a través de las aguas seguía sumida en la confusión. La geografía de Gracia era variada y peligrosa y aunque muchos grupos de humanos lucharon por su control, ningún poder había emergido para unificar su gobierno. Pequeños reinos salpicaban el paisaje, reclamando parcelas de tierra para si y conducían pequeñas escaramuzas y grandes batallas mientras peleaban por la dominación.
Llego el día en el que la poderosa armada de Elmoreden invadió la tierra a través del puente occidental y el reino de Gracia se vio forzado a aliarse para su propia defensa. Mucha de la realeza y la aristocracia fue asesinada en el proceso. Los aristócratas supervivientes aumentaron su poder. Finalmente, la invasión de Elmoreden fue repelida, y además sirvió para crear una fundación para el recientemente unificado reino de Gracia. Este nuevo reino fue llamado Perios.
A partir de entonces, Perios y Elmoreden se encerraron en una disputa por la dominación. Elmoreden, que había establecido primeramente un reino unificado y poseía un gran poder militar, era muy superior. Aun así Perios disponía de sus propios recursos. Primero, el mar que separaba los dos reinos limitaba los caminos para atacar. Además, la gente de Perios poseía poderosas reliquias abandonadas por los gigantes que podían ser de ayuda para conseguir la ventaja militar.
Incluso con su aplastante poderío militar, el reino de Elmoreden no pudo conquistar Perios.
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Beleth y la torre de marfil.
CAPITULO XIV – BELETH Y LA TORRE DE MARFIL –
El reino de Elmoreden era el hogar de la Torre de Marfil, una institución para el aprendizaje de la magia. Los magos trabajando en la Torre de Marfil trataban de recuperar, estudiar y mejorar la antigua magia de los gigantes. Las capacidades mágicas de los estudiantes de la torre eran magnificas, y llego un tiempo que su influencia sobre el reino era cercana a la del emperador de Elmoreden.
Entre ellos se encontraba Beleth, el mago más poderoso de todos y uno de los mayores genios que han caminado sobre la tierra. Estaba obsesionado con la magia de los gigantes y consiguió adquirir casi todos sus poderes. Pero el poder de los gigantes era un poder maldito no adecuado para los humanos, y habiéndolo conseguido, la ambición de Beleth y su sed de control crecieron desmesuradamente. Alarmado, el reinado y los magos de la Torre de Marfil combinaron sus fuerzas para encargarse ellos mismos de Beleth. Pero Beleth albergaba una tremenda fuerza y poder en las artes oscuras.
Finalmente, los magos de la Torre de Marfil, usando la prohibida magia negra, consiguieron suprimir los poderes de Beleth el tiempo suficiente para atraparlo y encerrarlo en las mazmorras bajo la torre. Pero a pesar de los caballeros y magos que protegían el sello, Beleth consiguió romper el sello y escapar. Huyo a la Isla de Hellbound a recuperar sus fuerzas y continuar con su ambición de conquista.
La magia negra lanzada para atrapar a Beleth tuvo efectos secundarios. Las partes más al sur de la región ahora conocida como Gludio fueron convertidas en tierra muerta bajo los efectos de la magia negra, y muchos humanos fueron asesinados cuando el hechizo fue lanzado. El reino hecho la culpa de esto a Beleth y propago que Beleth era un demonio oculto entre los hombres.
CAPITULO XV – DISCORDIA ENTRE LOS ELFOS –
Un gran cambio ocurrió en los bosques élficos durante este tiempo. Habiendo perdido el control del continente por los humanos, los elfos iban perdiendo gradualmente su confianza. Comenzaron a olvidar su ambición por controlar la tierra y se contentaban con sus apacibles vidas en los bosques.
Había un grupo conocido como los Elfos Marrones que se encontraban insatisfechos con la complacencia de los elfos. Poseían un fuerte sentido de la ambición, e insistían que la guerra con los humanos debía continuar – incluso si eso significaba el uso de la prohibida magia negra. Sin embargo, esta postura se encontró con una fuerte oposición por parte de los otros elfos.
Durante este periodo, un mago humano apareció entre los Elfos Marrones y, aproximándose a su líder, dijo.
“Rey de los Elfos Marrones – tu deseas poder. Pero los débiles Elfos Silvanos intentan influiros temor para evitar que consigáis ese gran poder que anhelas. La única preocupación reside entre si atacarlos directamente o traer una plaga incluso mayor que provoque a los humanos. Son estos pensamientos insulsos los que han traído la debilidad a la raza élfica.
El líder de los Elfos Marrones respondió cautelosamente, “¿Quién eres tu, mago humano? ¿Qué objetivo buscas engañándonos?”
“Mi nombre es Dasparion y solo soy un simple mago. Pero poseo la fuerza que deseas. Puedo ayudaros en alcanzar vuestras ambiciones y a cambio deberás darme lo que yo deseo.”
“¿Y que es aquello que tu anhelas?”
“Vuestra juventud. El secreto de la vida eterna.” Una ligera sonrisa apareció en la boca de Desparion. “Aunque sea habilidoso con la magia, sigo siendo un humano y mi periodo de vida no es ni siquiera 100 años. Entonces, Rey de los Elfos Marrones, ¿cual es tu decisión? Podemos ayudarnos mutuamente en conseguir lo que queremos.”
Seducido por los poderes de la magia negra que poseía Desparion, los Elfos Marrones aceptaron su proposición y aprendieron las artes oscuras bajo su tutelaje. Desparion por su parte adquirió los conocimientos de la inmortalidad y abandono los bosques satisfecho.
Cuando conocieron lo ocurrido, los Elfos expulsaron a los Elfos Marrones, que habían abandonado a Einhasad y comenzaron a seguir a Gran Kain. Una batalla surgió entre los Elfos. Los Elfos Marrones, actuando como les había enseñado Desparion, usaron un mortal hechizo para aniquilar a los Árboles Élficos. Pero los Árboles Élficos, con su último aliento, arrojaron una maldición sobre los Elfos Marrones. La maldición marco con la podredumbre los bosques de los Elfos Marrones y se convirtieron en la raza de la oscuridad. A partir de entonces, los Elfos Marrones fueron conocidos como los Elfos Oscuros.
CAPITULO XVI – EL FINAL DE LA EDAD DORADA –
La edad de oro de Elmoreden llego sobre 100 años después de su creación, durante el reinado del Emperador Baium. Con un gran carisma y habilidad de liderazgo, Baium creo la armada más poderosa de la historia del reino. La armada condujo a los orcos, que tenían una influencia considerable en las partes mas al norte de Elmore, a los bosques negros, conocidos posteriormente como el Reino Orco. Además, la armada de Baium lanzo repetidos ataques contra el reino de Perios, y finalmente ocupó las regiones sureñas de Gracia.
En sus últimos años, Baium perdió interés en la conquista y uso las fuerzas del reino para comenzar la construcción de una elaborada torre que se elevaba hasta las nubes.
“Mi nombre inspira temor en cada rincón del continente. Decenas de miles de vidas pueden ser perdidas o salvadas con un simple movimiento de mi mano. Mi poder es absoluto. Solo poder tener este poder por algunas décadas, ¡No puedo permitirlo! No – ¡Debo obtener una vida eterna de los dioses y dominar mi reino por siempre!”
La magnífica torre que diseñó Baium tomo 30 años en su construcción. Intento usar la torre para escalar hasta la residencia de los dioses y obtener el secreto de la vida eterna. Cuando hubo escalado la torre, los dioses objetaron sus planes y le dieron esta respuesta:
“Hijo de los humildes humanos, y un mismo humano: ¿Te atreves a mancillar nuestro hogar para conseguir una vida eterna? ¿No has aprendido nada de la lección a los gigantes? Muy bien, si la vida eterna es lo que deseas, debemos atender a tu petición. Pero jamás deberás abandonar tu torre.”
Habiendo llevado la furia de los dioses a si mismo, Baium se encontraba atrapado para toda la eternidad en lo mas alto de su propia torre. Después de la repentina desaparición del emperador, una feroz competición irrumpió entre la familia real por la disputa del trono. Numerosos aristócratas también vieron la oportunidad de reclamar el trono, lo que dejo a todo el reino de Elmoreden sumido en un conflicto interno. Los costos y la labor requerida para la construcción de la torre ya habían mermado al reino. La unión del conflicto y la lucha por el trono vacante fue la gota que colmo el vaso. El resplandeciente reino de Elmoreden, poderoso en el continente por más de 1000 años cayó rápidamente en declive. Solo en unos 20 años, el reino se encontraba inmerso en el desorden y la confusión.
CAPITULO XVII – UN RETORNO AL FUEGO DEL CAMPAMENTO –
La historia, que había sido cambiada por una comida y la calidez del fuego, continuaba hacia una desagradable dirección. No conocíamos la identidad de este extranjero, ni siquiera sabíamos porque nos estaba contando estas historias. Aun así prestábamos atención, un público cautivado, incapaz de mirar a otro lado o moverse, como si una fuerza invisible nos mantuviera clavados a nuestros asientos.
El hombre actuaba como si no hubiera nadie más. Agarro unas cuantas ramas y hojas secas y las arrojo al fuego agonizante. Las llamas, que prácticamente estaban extinguidas, ardieron nuevamente con renovado vigor. El hombre ni siquiera había mirado en nuestra dirección cuando comenzó a hablar de nuevo.
“Mi relato esta ya cerca del final. La historia que estoy a punto de contar es muy familiar – de la lucha de poder entre los humanos que sigue incluso en nuestros días. Esta es la historia del continente después del desmoronamiento de Elmoreden.”
El reino de Elmoreden era el hogar de la Torre de Marfil, una institución para el aprendizaje de la magia. Los magos trabajando en la Torre de Marfil trataban de recuperar, estudiar y mejorar la antigua magia de los gigantes. Las capacidades mágicas de los estudiantes de la torre eran magnificas, y llego un tiempo que su influencia sobre el reino era cercana a la del emperador de Elmoreden.
Entre ellos se encontraba Beleth, el mago más poderoso de todos y uno de los mayores genios que han caminado sobre la tierra. Estaba obsesionado con la magia de los gigantes y consiguió adquirir casi todos sus poderes. Pero el poder de los gigantes era un poder maldito no adecuado para los humanos, y habiéndolo conseguido, la ambición de Beleth y su sed de control crecieron desmesuradamente. Alarmado, el reinado y los magos de la Torre de Marfil combinaron sus fuerzas para encargarse ellos mismos de Beleth. Pero Beleth albergaba una tremenda fuerza y poder en las artes oscuras.
Finalmente, los magos de la Torre de Marfil, usando la prohibida magia negra, consiguieron suprimir los poderes de Beleth el tiempo suficiente para atraparlo y encerrarlo en las mazmorras bajo la torre. Pero a pesar de los caballeros y magos que protegían el sello, Beleth consiguió romper el sello y escapar. Huyo a la Isla de Hellbound a recuperar sus fuerzas y continuar con su ambición de conquista.
La magia negra lanzada para atrapar a Beleth tuvo efectos secundarios. Las partes más al sur de la región ahora conocida como Gludio fueron convertidas en tierra muerta bajo los efectos de la magia negra, y muchos humanos fueron asesinados cuando el hechizo fue lanzado. El reino hecho la culpa de esto a Beleth y propago que Beleth era un demonio oculto entre los hombres.
CAPITULO XV – DISCORDIA ENTRE LOS ELFOS –
Un gran cambio ocurrió en los bosques élficos durante este tiempo. Habiendo perdido el control del continente por los humanos, los elfos iban perdiendo gradualmente su confianza. Comenzaron a olvidar su ambición por controlar la tierra y se contentaban con sus apacibles vidas en los bosques.
Había un grupo conocido como los Elfos Marrones que se encontraban insatisfechos con la complacencia de los elfos. Poseían un fuerte sentido de la ambición, e insistían que la guerra con los humanos debía continuar – incluso si eso significaba el uso de la prohibida magia negra. Sin embargo, esta postura se encontró con una fuerte oposición por parte de los otros elfos.
Durante este periodo, un mago humano apareció entre los Elfos Marrones y, aproximándose a su líder, dijo.
“Rey de los Elfos Marrones – tu deseas poder. Pero los débiles Elfos Silvanos intentan influiros temor para evitar que consigáis ese gran poder que anhelas. La única preocupación reside entre si atacarlos directamente o traer una plaga incluso mayor que provoque a los humanos. Son estos pensamientos insulsos los que han traído la debilidad a la raza élfica.
El líder de los Elfos Marrones respondió cautelosamente, “¿Quién eres tu, mago humano? ¿Qué objetivo buscas engañándonos?”
“Mi nombre es Dasparion y solo soy un simple mago. Pero poseo la fuerza que deseas. Puedo ayudaros en alcanzar vuestras ambiciones y a cambio deberás darme lo que yo deseo.”
“¿Y que es aquello que tu anhelas?”
“Vuestra juventud. El secreto de la vida eterna.” Una ligera sonrisa apareció en la boca de Desparion. “Aunque sea habilidoso con la magia, sigo siendo un humano y mi periodo de vida no es ni siquiera 100 años. Entonces, Rey de los Elfos Marrones, ¿cual es tu decisión? Podemos ayudarnos mutuamente en conseguir lo que queremos.”
Seducido por los poderes de la magia negra que poseía Desparion, los Elfos Marrones aceptaron su proposición y aprendieron las artes oscuras bajo su tutelaje. Desparion por su parte adquirió los conocimientos de la inmortalidad y abandono los bosques satisfecho.
Cuando conocieron lo ocurrido, los Elfos expulsaron a los Elfos Marrones, que habían abandonado a Einhasad y comenzaron a seguir a Gran Kain. Una batalla surgió entre los Elfos. Los Elfos Marrones, actuando como les había enseñado Desparion, usaron un mortal hechizo para aniquilar a los Árboles Élficos. Pero los Árboles Élficos, con su último aliento, arrojaron una maldición sobre los Elfos Marrones. La maldición marco con la podredumbre los bosques de los Elfos Marrones y se convirtieron en la raza de la oscuridad. A partir de entonces, los Elfos Marrones fueron conocidos como los Elfos Oscuros.
CAPITULO XVI – EL FINAL DE LA EDAD DORADA –
La edad de oro de Elmoreden llego sobre 100 años después de su creación, durante el reinado del Emperador Baium. Con un gran carisma y habilidad de liderazgo, Baium creo la armada más poderosa de la historia del reino. La armada condujo a los orcos, que tenían una influencia considerable en las partes mas al norte de Elmore, a los bosques negros, conocidos posteriormente como el Reino Orco. Además, la armada de Baium lanzo repetidos ataques contra el reino de Perios, y finalmente ocupó las regiones sureñas de Gracia.
En sus últimos años, Baium perdió interés en la conquista y uso las fuerzas del reino para comenzar la construcción de una elaborada torre que se elevaba hasta las nubes.
“Mi nombre inspira temor en cada rincón del continente. Decenas de miles de vidas pueden ser perdidas o salvadas con un simple movimiento de mi mano. Mi poder es absoluto. Solo poder tener este poder por algunas décadas, ¡No puedo permitirlo! No – ¡Debo obtener una vida eterna de los dioses y dominar mi reino por siempre!”
La magnífica torre que diseñó Baium tomo 30 años en su construcción. Intento usar la torre para escalar hasta la residencia de los dioses y obtener el secreto de la vida eterna. Cuando hubo escalado la torre, los dioses objetaron sus planes y le dieron esta respuesta:
“Hijo de los humildes humanos, y un mismo humano: ¿Te atreves a mancillar nuestro hogar para conseguir una vida eterna? ¿No has aprendido nada de la lección a los gigantes? Muy bien, si la vida eterna es lo que deseas, debemos atender a tu petición. Pero jamás deberás abandonar tu torre.”
Habiendo llevado la furia de los dioses a si mismo, Baium se encontraba atrapado para toda la eternidad en lo mas alto de su propia torre. Después de la repentina desaparición del emperador, una feroz competición irrumpió entre la familia real por la disputa del trono. Numerosos aristócratas también vieron la oportunidad de reclamar el trono, lo que dejo a todo el reino de Elmoreden sumido en un conflicto interno. Los costos y la labor requerida para la construcción de la torre ya habían mermado al reino. La unión del conflicto y la lucha por el trono vacante fue la gota que colmo el vaso. El resplandeciente reino de Elmoreden, poderoso en el continente por más de 1000 años cayó rápidamente en declive. Solo en unos 20 años, el reino se encontraba inmerso en el desorden y la confusión.
CAPITULO XVII – UN RETORNO AL FUEGO DEL CAMPAMENTO –
La historia, que había sido cambiada por una comida y la calidez del fuego, continuaba hacia una desagradable dirección. No conocíamos la identidad de este extranjero, ni siquiera sabíamos porque nos estaba contando estas historias. Aun así prestábamos atención, un público cautivado, incapaz de mirar a otro lado o moverse, como si una fuerza invisible nos mantuviera clavados a nuestros asientos.
El hombre actuaba como si no hubiera nadie más. Agarro unas cuantas ramas y hojas secas y las arrojo al fuego agonizante. Las llamas, que prácticamente estaban extinguidas, ardieron nuevamente con renovado vigor. El hombre ni siquiera había mirado en nuestra dirección cuando comenzó a hablar de nuevo.
“Mi relato esta ya cerca del final. La historia que estoy a punto de contar es muy familiar – de la lucha de poder entre los humanos que sigue incluso en nuestros días. Esta es la historia del continente después del desmoronamiento de Elmoreden.”
Shillien- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/06/2009
Batalla por el continente.
CAPITULO XVIII – BATALLA POR EL CONTINENTE –
Aunque la destrucción de Elmoreden sirvió para retrasar la caída del reino de Perios, nada podía parar las inminentes plagas de las regiones del sur de Gracia, ni el frío devastador que lo barría todo desde el norte. Como Elmoreden antes que ella, Perios desapareció en los polvorientos tomos de la historia.
Después de la caída de estos, que una vez grandes reinos, la tierra se vio convulsa en una horrible agitación y los oscuros tiempos evocaron las memorias de la consecuencia de la gran plaga. La aristocracia humana lucho entre ella por la supremacía e incluso concedió tierras a los seres no humanos a cambio de ayuda militar. Los orcos usaron esta oportunidad para ganar un equilibrio, sirviéndose de su fuerza para ello. Reorganizando sus ejércitos, los orcos emprendieron de nuevo su campaña para dominar el continente. Sus ejércitos eran poderosos y pronto ocuparon las partes norteñas de Elmore, pero la lucha entre los orcos nobles y los de baja cuna debilitó su energía.
En medio de estos conflictos, los elfos no podían hacer más que luchar por sus vidas contra sus oscuros hermanos. Y los enanos no eran ningún adversario para el ejército de orcos que actuaba violentamente y fueron empujados fácilmente a un lado.
En este tiempo, emergió una facción humana dominante, conocido como el reino de Elmore. Sus pretensiones de ser descendientes directos del emperador de Elmoreden, fueran verdad o mito fueron aceptadas por la mayoría, porque tenían la verdad de la fuerza y el acero tras sus palabras. El ejército de Elmore chocó con el ejército de los orcos en muchas fabulosas batallas. La guerra emprendida duro por varios años, causando incontables bajas en cada lado. Las fuerzas estuvieron igualadas eventualmente, porque aunque los humanos superaran en numero a sus enemigos, la increíble fuerza del poderoso ejercito orco hacia de el un enemigo formidable. Al final, de todas formas, derrotados gravemente, los orcos fueron conducidos otra vez de nuevo a sus propias tierras, donde consumieron el tiempo planeando su venganza. En cuanto a los enanos, los pocos que permanecían en el continente fueron expulsados a las profundidades de las montañas Spine.
Con su fuerza militar ahora disminuida, el ejército de Elmore ganó finalmente el control de todas las tierras del norte y avanzó hacia el sur, buscando juntar el continente entero bajo la bandera de Elmore. Pero esta unificación no se realizó. El Oren, el más poderoso de los reinos del Sur, evitó al ejercito invasor con sus fuertes magos y sus soldados bien entrenados, y Elmore no se pudo igualar a un ejercito que luchaba por defender su tierra.
Varios reinos meridionales crecieron bajo la protección de Oren y juntos empezaron a formar una nación. Estos reinos mantuvieron el equilibrio entre sí y crecieron fuertes y prósperos.
CAPITULO XIX – LA ASCENSION DE LOS DOS REINOS –
Muchas guerras acompañaron a numerosas generaciones, y alejada del caos, Gracia se convirtió en el primer nudo que uniría los hilos de la unidad. Un hombre llamado Paris, con su valor militar y su enorme fuerza trajo la gloria a su gente, ganando muchas batallas y demandando tierras en nombre de los Beheim.
Paris alcanzó el status de leyenda cuando el y su ejércitos se enfrentaron contra los feroces montañeses de Quaser En una lucha desesperada contra Tor, el más poderoso guerrero de los Quaser, Paris le hirió de gravedad. Tor, que era considerado una leyenda porque nunca había perdido una batalla le preguntó.
“¿Eres tu realmente un humano? Tanta fuerza, tanta velocidad…”
Frente a su enemigo, Paris miró sobre el campo de batalla y contestó
“Deseo realmente unificar esta tierra… Bravo guerrero del norte, prométeme tu lealtad y juntos conquistaremos a aquellos que osen oponerse a nosotros”
Y así Paris lideró a los caballeros del Halcón Blanco, los caballeros del viento y a los ahora nuevos aliados montañeses a través de las tierras de Gracia alcanzando muchas victorias militares. Las tierras de Beheim aumentaron en cinco veces sus fronteras y en cuanto a Paris, él organizó una sublevación contra la realeza y ascendió al trono.
Mientras tanto las tierras meridionales también estallaban con actividad y muchas eran debidas a las turbulentas noticias de Gracia y Elmore. Un líder carismático llamado Raoul apareció y condujo su propia campaña para unir una fuerza personal bajo su bandera. Un fiero orador, Raoul derrotó a los que se opusieron a él no con las armas sino con la palabra. Sus discursos solían ser generalmente como este:
“¡Señores de la Tierra! ¿No ven que esta ocurriendo más allá de nuestras fronteras? ¡Formidables enemigos avanzan hacia nosotros mientras hablamos! El reino de Elmore ha buscado durante largo tiempo nuestra abundancia y nuestras tierras y esta solo esperando el momento adecuado para atacar. ¡Si la región de Gracia de más allá de los mares decide también moverse, seremos barridos! No hay otra opción que unir a nuestros ejércitos bajo una misma bandera y prepararse para la guerra.
Raoul uso la persuasión para atar solidamente las tierras meridionales. Pero la amenaza del reino de Elmore no era tan grande como se percibía, ya que ellos se encontraban demasiado ocupados con la masiva sublevación de los orcos como para centrar su atención en Aden.
No obstante, Raoul primero combinó sus fuerzas con su aliado Inadril, y juntas estas tierras establecieron el reino de Aden. A diferencia de Paris, Raoul emprendió una campaña sin sangre y avanzó fácilmente hacia el oeste para adquirir Kiran y Dion.
Fue en Oren donde Raoul tuvo la primera resistencia a su plan. Oren demando ser el líder de las tierras del sur y no aceptaba otro líder que no fuera el suyo propio. Eventualmente los dos reinos chocaron, pero el reino de Aden maniobró una notable victoria. El reino de Gludio, testigo de la fuerza del ejército de Aden, eligió voluntariamente aliarse con él, terminándose así la unificación de Aden. Después de eso, Raoul se conocería como el Rey de la Unificación.
CAPITULO XX – LOS HEREDEROS DE LA TIERRA –
Poco después de la unificación de Aden, Gracia estableció sus propias tierras cuando la última oposición, los Hwuh, cayeron a manos de Paris. Paris trasladó la capital a Arpenino y reorganizó la estructura de su reino.
Aden se mostró a si misma una vez que era una fuerza a reconocer con su acertada defensa contra el ataque de Elmore. Sin embargo, se dio la vuelta a una nueva página en la historia con la repentina muerte de Raoul. Detectando el apropiado momento para atacar, Elmore invadió en varias ocasiones las tierras del norte de Aden. El sucesor de Raoul, Travis consiguió librarse de los invasores, pero el pronto murió a causa de una misteriosa enfermedad. El siguiente en la línea del trono era un chaval de dieciséis años llamado Amadeo.
Al oír esas noticias, Paris exclamó,
“¡Los cielos están ayudando al reino de Gracia! ¿Un rey de dieciséis años? ¡Esa será la caída del reino de Aden!”
Pero Paris subestimó gravemente al joven Amadeo. El joven rey triunfó en una defensa a gran escala contra Elmore y Paris detectó que su oportunidad de conquistar Aden se desvanecía. Haciendo caso omiso, del consejo de todos, incluyendo el de su hombre de confianza, Dillios, Paris lanzó un ataque masivo contra Aden por mar y tierra.
Los resultados fueron catastróficos
Asteir, el expulsado rey de Elmore, unió sus fuerzas a las de Aden, el que había sido durante largo tiempo enemigo de su padre.
“¿No tienes vergüenza? ¡Deberías de matarte con tu propia espada por estar apoyando al enemigo de tu padre!” Gritó Paris lleno de furia.
Asteir ignorando el comentario, contestó “Tomare medidas con el cachorro mas adelante, pero ahora tu eres mi presa principal”
La batalla de Kiran se mostró como un momento clave en aquella guerra y las tropas de Gracia fueron derrotadas y desmoralizadas, retirándose a sus propias tierras. El fallo en la invasión de Aden dejó huella en el orgullo de Paris, porque él jamás había conocido la derrota. A causa de eso, Paris enfermó y murió poco después.
El heredero de Gracia era un hombre frágil llamado Carnaria, al que muchos juzgaban inadecuado para gobernar el reino. Cucarus, desde la oposición, desafió a Carnaria por la posesión del trono. Aconsejado por Dillios, Cucarus ganó popularidad entre la gente de Gracia y el Carnaria dividieron el reino en dos facciones. El norte y el sur de Gracia llegaron a ser enemigos encarnizados y la lucha consumió todas sus energías.
Estas fueron las mejores noticias para Amadeo, y utilizó esa tregua en la lucha para fortalecer el reino de Aden. A través de estos esfuerzos, Aden, Elmore y Gracia entraron en un periodo de paz y se dio paso a una difícil época de paz.
Aunque la destrucción de Elmoreden sirvió para retrasar la caída del reino de Perios, nada podía parar las inminentes plagas de las regiones del sur de Gracia, ni el frío devastador que lo barría todo desde el norte. Como Elmoreden antes que ella, Perios desapareció en los polvorientos tomos de la historia.
Después de la caída de estos, que una vez grandes reinos, la tierra se vio convulsa en una horrible agitación y los oscuros tiempos evocaron las memorias de la consecuencia de la gran plaga. La aristocracia humana lucho entre ella por la supremacía e incluso concedió tierras a los seres no humanos a cambio de ayuda militar. Los orcos usaron esta oportunidad para ganar un equilibrio, sirviéndose de su fuerza para ello. Reorganizando sus ejércitos, los orcos emprendieron de nuevo su campaña para dominar el continente. Sus ejércitos eran poderosos y pronto ocuparon las partes norteñas de Elmore, pero la lucha entre los orcos nobles y los de baja cuna debilitó su energía.
En medio de estos conflictos, los elfos no podían hacer más que luchar por sus vidas contra sus oscuros hermanos. Y los enanos no eran ningún adversario para el ejército de orcos que actuaba violentamente y fueron empujados fácilmente a un lado.
En este tiempo, emergió una facción humana dominante, conocido como el reino de Elmore. Sus pretensiones de ser descendientes directos del emperador de Elmoreden, fueran verdad o mito fueron aceptadas por la mayoría, porque tenían la verdad de la fuerza y el acero tras sus palabras. El ejército de Elmore chocó con el ejército de los orcos en muchas fabulosas batallas. La guerra emprendida duro por varios años, causando incontables bajas en cada lado. Las fuerzas estuvieron igualadas eventualmente, porque aunque los humanos superaran en numero a sus enemigos, la increíble fuerza del poderoso ejercito orco hacia de el un enemigo formidable. Al final, de todas formas, derrotados gravemente, los orcos fueron conducidos otra vez de nuevo a sus propias tierras, donde consumieron el tiempo planeando su venganza. En cuanto a los enanos, los pocos que permanecían en el continente fueron expulsados a las profundidades de las montañas Spine.
Con su fuerza militar ahora disminuida, el ejército de Elmore ganó finalmente el control de todas las tierras del norte y avanzó hacia el sur, buscando juntar el continente entero bajo la bandera de Elmore. Pero esta unificación no se realizó. El Oren, el más poderoso de los reinos del Sur, evitó al ejercito invasor con sus fuertes magos y sus soldados bien entrenados, y Elmore no se pudo igualar a un ejercito que luchaba por defender su tierra.
Varios reinos meridionales crecieron bajo la protección de Oren y juntos empezaron a formar una nación. Estos reinos mantuvieron el equilibrio entre sí y crecieron fuertes y prósperos.
CAPITULO XIX – LA ASCENSION DE LOS DOS REINOS –
Muchas guerras acompañaron a numerosas generaciones, y alejada del caos, Gracia se convirtió en el primer nudo que uniría los hilos de la unidad. Un hombre llamado Paris, con su valor militar y su enorme fuerza trajo la gloria a su gente, ganando muchas batallas y demandando tierras en nombre de los Beheim.
Paris alcanzó el status de leyenda cuando el y su ejércitos se enfrentaron contra los feroces montañeses de Quaser En una lucha desesperada contra Tor, el más poderoso guerrero de los Quaser, Paris le hirió de gravedad. Tor, que era considerado una leyenda porque nunca había perdido una batalla le preguntó.
“¿Eres tu realmente un humano? Tanta fuerza, tanta velocidad…”
Frente a su enemigo, Paris miró sobre el campo de batalla y contestó
“Deseo realmente unificar esta tierra… Bravo guerrero del norte, prométeme tu lealtad y juntos conquistaremos a aquellos que osen oponerse a nosotros”
Y así Paris lideró a los caballeros del Halcón Blanco, los caballeros del viento y a los ahora nuevos aliados montañeses a través de las tierras de Gracia alcanzando muchas victorias militares. Las tierras de Beheim aumentaron en cinco veces sus fronteras y en cuanto a Paris, él organizó una sublevación contra la realeza y ascendió al trono.
Mientras tanto las tierras meridionales también estallaban con actividad y muchas eran debidas a las turbulentas noticias de Gracia y Elmore. Un líder carismático llamado Raoul apareció y condujo su propia campaña para unir una fuerza personal bajo su bandera. Un fiero orador, Raoul derrotó a los que se opusieron a él no con las armas sino con la palabra. Sus discursos solían ser generalmente como este:
“¡Señores de la Tierra! ¿No ven que esta ocurriendo más allá de nuestras fronteras? ¡Formidables enemigos avanzan hacia nosotros mientras hablamos! El reino de Elmore ha buscado durante largo tiempo nuestra abundancia y nuestras tierras y esta solo esperando el momento adecuado para atacar. ¡Si la región de Gracia de más allá de los mares decide también moverse, seremos barridos! No hay otra opción que unir a nuestros ejércitos bajo una misma bandera y prepararse para la guerra.
Raoul uso la persuasión para atar solidamente las tierras meridionales. Pero la amenaza del reino de Elmore no era tan grande como se percibía, ya que ellos se encontraban demasiado ocupados con la masiva sublevación de los orcos como para centrar su atención en Aden.
No obstante, Raoul primero combinó sus fuerzas con su aliado Inadril, y juntas estas tierras establecieron el reino de Aden. A diferencia de Paris, Raoul emprendió una campaña sin sangre y avanzó fácilmente hacia el oeste para adquirir Kiran y Dion.
Fue en Oren donde Raoul tuvo la primera resistencia a su plan. Oren demando ser el líder de las tierras del sur y no aceptaba otro líder que no fuera el suyo propio. Eventualmente los dos reinos chocaron, pero el reino de Aden maniobró una notable victoria. El reino de Gludio, testigo de la fuerza del ejército de Aden, eligió voluntariamente aliarse con él, terminándose así la unificación de Aden. Después de eso, Raoul se conocería como el Rey de la Unificación.
CAPITULO XX – LOS HEREDEROS DE LA TIERRA –
Poco después de la unificación de Aden, Gracia estableció sus propias tierras cuando la última oposición, los Hwuh, cayeron a manos de Paris. Paris trasladó la capital a Arpenino y reorganizó la estructura de su reino.
Aden se mostró a si misma una vez que era una fuerza a reconocer con su acertada defensa contra el ataque de Elmore. Sin embargo, se dio la vuelta a una nueva página en la historia con la repentina muerte de Raoul. Detectando el apropiado momento para atacar, Elmore invadió en varias ocasiones las tierras del norte de Aden. El sucesor de Raoul, Travis consiguió librarse de los invasores, pero el pronto murió a causa de una misteriosa enfermedad. El siguiente en la línea del trono era un chaval de dieciséis años llamado Amadeo.
Al oír esas noticias, Paris exclamó,
“¡Los cielos están ayudando al reino de Gracia! ¿Un rey de dieciséis años? ¡Esa será la caída del reino de Aden!”
Pero Paris subestimó gravemente al joven Amadeo. El joven rey triunfó en una defensa a gran escala contra Elmore y Paris detectó que su oportunidad de conquistar Aden se desvanecía. Haciendo caso omiso, del consejo de todos, incluyendo el de su hombre de confianza, Dillios, Paris lanzó un ataque masivo contra Aden por mar y tierra.
Los resultados fueron catastróficos
Asteir, el expulsado rey de Elmore, unió sus fuerzas a las de Aden, el que había sido durante largo tiempo enemigo de su padre.
“¿No tienes vergüenza? ¡Deberías de matarte con tu propia espada por estar apoyando al enemigo de tu padre!” Gritó Paris lleno de furia.
Asteir ignorando el comentario, contestó “Tomare medidas con el cachorro mas adelante, pero ahora tu eres mi presa principal”
La batalla de Kiran se mostró como un momento clave en aquella guerra y las tropas de Gracia fueron derrotadas y desmoralizadas, retirándose a sus propias tierras. El fallo en la invasión de Aden dejó huella en el orgullo de Paris, porque él jamás había conocido la derrota. A causa de eso, Paris enfermó y murió poco después.
El heredero de Gracia era un hombre frágil llamado Carnaria, al que muchos juzgaban inadecuado para gobernar el reino. Cucarus, desde la oposición, desafió a Carnaria por la posesión del trono. Aconsejado por Dillios, Cucarus ganó popularidad entre la gente de Gracia y el Carnaria dividieron el reino en dos facciones. El norte y el sur de Gracia llegaron a ser enemigos encarnizados y la lucha consumió todas sus energías.
Estas fueron las mejores noticias para Amadeo, y utilizó esa tregua en la lucha para fortalecer el reino de Aden. A través de estos esfuerzos, Aden, Elmore y Gracia entraron en un periodo de paz y se dio paso a una difícil época de paz.
Shillien- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/06/2009
Epilogo
CAPITULO XXI – EPILOGO –
Cuando el hombre hubo acabado la historia, la luz había empezado a arrastrarse por el oscuro cielo. La larga noche había pasado y llegaba el amanecer. Nada quedaba del fuego salvo la ceniza humeante. El narrador encendió su pipa de nuevo y le dio una calada pensativa.
“Así que mi historia llega a un final por ahora ¿Con el tiempo, continuará la leyenda quizá? Quién sabe… ¿Estarán vuestros nombres algún día en mi historia?”
La luz del sol de la mañana empezó a elevarse y pude detectar que un acontecimiento realmente significativo estaba ocurriendo frente a mí.
Conseguí reunir el valor de preguntarle.
“¿Quién es usted? ¿Por qué nos cuenta esta historia y cómo es que usted la conoce?”
El hombre sin mediar palabra se puso en pie. Cuando se levantó empezó a aumentar de tamaño. Él, que había parecido un hombre mientras se encontraba sentado era ahora un gigante de casi veinte pies de alto, su sombra cubría al grupo entero. Sus rasgos seguían sin distinguirse debajo de su capucha. Y entonces él, lenta y sutilmente empezó a evaporarse. Solo puedo describirlo ahora como si sus bordes se marchitaran y repentinamente una ráfaga de viento se lo llevara como si solo fuera polvo.
El no nos había dicho nada, pero ahora creo que sé quien era. Disfrazarse para contar historias a las razas del mundo es exactamente la clase de acto que realizaría uno que ha existido desde el principio del mundo… ¿Tal vez incluso aquél que creó la humanidad?
Cuando el hombre hubo acabado la historia, la luz había empezado a arrastrarse por el oscuro cielo. La larga noche había pasado y llegaba el amanecer. Nada quedaba del fuego salvo la ceniza humeante. El narrador encendió su pipa de nuevo y le dio una calada pensativa.
“Así que mi historia llega a un final por ahora ¿Con el tiempo, continuará la leyenda quizá? Quién sabe… ¿Estarán vuestros nombres algún día en mi historia?”
La luz del sol de la mañana empezó a elevarse y pude detectar que un acontecimiento realmente significativo estaba ocurriendo frente a mí.
Conseguí reunir el valor de preguntarle.
“¿Quién es usted? ¿Por qué nos cuenta esta historia y cómo es que usted la conoce?”
El hombre sin mediar palabra se puso en pie. Cuando se levantó empezó a aumentar de tamaño. Él, que había parecido un hombre mientras se encontraba sentado era ahora un gigante de casi veinte pies de alto, su sombra cubría al grupo entero. Sus rasgos seguían sin distinguirse debajo de su capucha. Y entonces él, lenta y sutilmente empezó a evaporarse. Solo puedo describirlo ahora como si sus bordes se marchitaran y repentinamente una ráfaga de viento se lo llevara como si solo fuera polvo.
El no nos había dicho nada, pero ahora creo que sé quien era. Disfrazarse para contar historias a las razas del mundo es exactamente la clase de acto que realizaría uno que ha existido desde el principio del mundo… ¿Tal vez incluso aquél que creó la humanidad?
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